Durante la infancia, las vivencias, que pueden ser positivas o negativas, influyen en el desarrollo de la persona, impactando incluso en la etapa adulta, pues, por ejemplo, situaciones complicadas que ocasionaron dolor pueden derivar en heridas emocionales.
Las heridas emocionales, explica Criar con sentido, son lesiones afectivas que impiden que la persona tenga una vida plena, pues se trata de marcas tan profundas que suelen impedir que se tengan relaciones personales sanas, así como que se afronten los problemas con más resistencia y soltura.
Es normal, se detalla, que los seres humanos tengamos una o varias heridas emocionales generadas durante la niñez, y estás se pueden manifestar a través de afectaciones como ansiedad, depresión, pensamientos obsesivos, trastornos del sueño, inseguridad, desconfianza, actitud agresiva, entre otras.
Tiene tan solo 14 años, pero esta adolescente zapoteca llamada Azul Sicarú, fue reconocida por su cortometraje “Micromachismo ¿Una realidad invisible ante nuestros ojos?” https://t.co/sKfBcovpE1
— ViBE TV (@ViBETVmx) July 21, 2021
Heridas más comunes
Acorde con Terapify, las heridas de la infancia más comunes son:
Traición
Cuando el menor se siente engañado por uno de los padres, ya sea porque no cumplió una promesa o porque no le dio protección cuando lo necesitaba. Esta situación deriva en miedo a la traición.
Rechazo
El miedo al rechazo es otra de las heridas que suelen presentarse y se puede originar ante la percepción de no aceptación de uno de los padres, o de familiares o amigos cercanos.
Humillación
Puede aparecer cuando al ser niños o niñas las personas son criticadas o desaprobadas por los padres y aparece como una amenaza al autoestima.
Injusticia
Se presenta cuando familiares o padres son demasiado estrictos, duros o muestran poco sus sentimientos hacia su hijo o hija.
Abandono
Esta herida aparece cuando los padres estuvieron ausentes, ya sea emocional o físicamente en la vida del infante.
Aunque son comunes, no significa que se tenga que cargar con ese dolor emocional que se vivió en la infancia, sino que es importante trabajar en ellas para sanarlas, para que la huella deje de afectar el presente.
¿Cómo atender las heridas?
Aceptación
El primer paso para desapegarte de las heridas es identificarlas, reconocer que son parte de la historia de tu vida, pero también tener claro que no te definen.
Honestidad
Sé honesta al momento de establecer cómo lo que te ocurrió en la niñez puede estar ocasionando estragos en tu vida actual. Distingue cómo se relaciona el pasado con el presente y, aunque sea doloroso y pueda ser más sencillo ignorarlo, no lo hagas, acéptalo, pues es un paso más hacia tu bienestar.
Date permiso se enojarte
El medio Mejor con salud apunta que resulta normal acusar a quien te dañó, culparlo y enojarse con la persona, lo cual debes hacer sin remordimiento y perdonarte por ello para así dejarlo de lado y no darle paso al resentimiento o el odio, que pueden afectarte gravemente.
Transfórmate
Tras identificar, encontrar la relación de tu herida con el presente y sacar la ira que puedas tener dentro viene el momento de decirle adiós a eso que te duele, de ver el mundo sin esa parte que te laceraba y, aunque no es un proceso fácil, mientras más lo hagas, menos aparecerá ese dolor.
Recuerda que si sientes que es algo que te está afectando a tal punto que te inmoviliza o te genera conflictos contigo mismo y con otros que van en escalada, es importante consultar a un especialista que te pueda guiar para sanar la herida.
También te recomendamos:
¿Cómo enseñar a tus hijas a marcar límites?
¿Cómo brindar apoyo a nuestros hijos si sufren de bullying?