Las abejas promueven la polinización de plantas silvestres y cultivadas y son sensibles a los tratamientos fitosanitarios. En los últimos años, el destino de las abejas se ha vuelto preocupante: su tasa de mortalidad excesiva ha alcanzado del 30 al 35%, una tasa anormalmente alta que en algunos casos alcanza el 50% de las pérdidas invernales.
Esto es a causa de la proliferación de productos químicos en el medio ambiente, presencia de parásitos, efectos desastrosos de los monocultivos, devastación del avispón asiático, impacto del cambio climático, etc.
Las abejas son esenciales
Las abejas contribuyen a la reproducción del 80% de las especies de plantas y flores: es por tanto un aliado imprescindible en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas y de nuestra agricultura. Científicos y apidólogos coinciden en que los miles de plaguicidas que se encuentran en el mercado, tienen una parte importante de responsabilidad en estas desapariciones.
¿Qué perderíamos sin las abejas?
🐝El 75% de los cultivos dependen de la polinización
🐝Peligraría la supervivencia de 25.000 especies de plantas
🐝La diversidad de alimentos se vería amenazada
🐝Se produciría un gran desequilibrio ecológico y económico#DiaMundialdelasAbejas pic.twitter.com/FbhmHSa9b4— Fundación Biodiversidad (@FBiodiversidad) May 20, 2021
Además, debido a una caída considerable de la biodiversidad en cultivos que normalmente atraen a las abejas, poco a poco han comenzado a visitar otros cultivos, como los cereales y la vid, muy ávidos de plaguicidas, pero otros factores también plantean amenazas.
- Las colonias se ven afectadas por parásitos como el ácaro varroa, un ácaro controlado por los apicultores, pero para el que se reducen los fármacos disponibles, pero también por bacterias y virus.
- Las abejas podrían ser responsables involuntariamente de la propagación de organismo genéticamente modificado (OGM), mientras son envenenadas por plantas modificadas genéticamente que producen su propio insecticida.
La biodiversidad está seriamente amenazada
De manera más general, es la biodiversidad de los insectos polinizadores en su conjunto la que está amenazada. Es un círculo vicioso: menos áreas plantadas con plantas y flores reducen la diversidad de polinizadores, lo que acentúa aún más la disminución de especies vegetales.
El monocultivo intensivo en cientos de hectáreas, la escasez de flores de campo y el mantenimiento químico de los bordes de las carreteras están contribuyendo a la escalada que conduce a una extinción masiva de seres vivos. Finalmente, el cambio climático que conduce a sequías e inviernos más suaves debilitaría a las abejas.
¿Cómo podemos salvar a las abejas?
Es urgente e imperativo desarrollar medios alternativos a los plaguicidas, volver a la agricultura en relación con los territorios, alejarse de las prácticas de reagrupamiento y monocultivo, que atraen más subsidios y otros financiamientos que las abejas, etc.
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