Mi mente no tiene control sobre mis manos
Son mis manos las que controlan a mi mente
Esto lo compruebo cada que me siento a escribir
Y comienzan a volar junto con la pluma sin ayuda alguna.
Tampoco soy yo quien fuma,
Sino mis manos las que llevan a mi boca el aire de mi amiga.
Que quede claro que yo no estoy dominando acción alguna
Cuando empiezo a acariciarte las mejillas o los labios
Son ellas quienes te agradecen y te piden lo que les das
Y cada que pierden el control ya sabes lo que pasa,
Pero no soy yo quien pasa por tu espalda
Sino mis palmas las que te abrazan.
Mis manos son tan orgullosas como yo o quizá más
Pero está bien, tienen todo el derecho de sentirse como el fénix
Después de todo son ellas las que resucitan primero
Y no quiero ni pensar qué sería de mi vida sin ellas,
Porque a decir verdad, no me acostumbro a la idea
De abrir los libros con la boca y de hojearlos con la lengua.