En la cultura mexicana no puedes afirmar que estás festejando si no tienes un platillo conmemorativo a esa fecha, es el caso de la festividad del Día de Muertos, cuando la comida tradicional mexicana se viste de manteles largos para deleitar con su sabor.
Esta festividad de otoño está acompañada de alimentos que desde épocas prehispánicas se han saboreado, como el mole, o el chocolate, otros como los tamales y las empanadas de calabaza.
El pan de muerto tiene su origen en las fiestas de octubre y noviembre, pues es quizá la receta más entrañable de la cocina del Día de Muertos, y no puede faltar en las ofrendas ni en las mesas de los hogares mexicanos.
Su origen es de inspiración prehispánica, es redondo y tiene una decoración que representa un cráneo de esqueleto y cuatro huesos en forma de cruz, los cuales simbolizan los cuatro rumbos del universo en la cosmología precolombina.
No hay panadería ni pastelería que no lo produzca, e incluso existen en la Ciudad de México festivales y degustaciones para premiar al mejor pan de muerto de la temporada.
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Pero también de una forma dulce también se festeja con las calaveritas de azúcar, con los elementos dulces de la celebración y sirven tanto para decorar como para el disfrute del paladar. Están hechas en forma de cráneo y llevan betún encima. Los diseños varían por cada artesano; pues con el betún le dan a los trazos colores vivos; también la combinación lleva chocolate blanco.
La creencia más directa es que el origen y significado de las calaveritas de azúcar se relacionan con el Tzompantli, una especie de altar prehispánico. Como resultado estaba compuesto de cráneos ensartados por medio de orificios obtenidos de cuerpos de los caídos en las guerras. pic.twitter.com/4UzIBxXqRI
— Crónicas de Banqueta (@cronicabanqueta) October 30, 2020
El mole es una preparación importante para los mexicanos vivos y seguramente para las ánimas también. Es en sí una artesanía hecha comida, dada su cantidad de ingredientes y la complejidad de su elaboración. Es básicamente una salsa hecha con base de chiles, especias y semillas – entre otros ingredientes, como el chocolate-. Así que por ser todo un símbolo mexicano, no puede faltar en las festividades nacionales y ocasiones especiales. Es un plato infaltable en la celebración del Día de Muertos.
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Pero no podían faltar los tamales. Que es un plato completamente icónico, festivo y social: Desde su elaboración, todo gira alrededor de lo fraterno, de las conversaciones que surgen alrededor de su preparación, de las historias, de las enseñanzas y del convivio.
Hay una infinidad de variedades, pero los más típicos son los que vienen envueltos en hojas de maíz y rellenos de pollo o cerdo. Como todos lo sabemos en México, la masa es nixtamalizada y va mezclada con manteca. Los tamales se cuecen en vaporera y se acompañan con frijoles refritos y salsa (la verde con cebolla y cilantro les va perfecto). Plato por demás estelar el 2 de noviembre.
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Las empanadas de calabaza, claramente es una receta puede variar de región a región, pero la que me parece una delicia es la que lleva leche condensada y un toque de jengibre y clavo. El resultado es toda una cajeta de calabaza con consistencia bien espesa.