La cantidad de brochas que existe en el mercado parece ser inmensa, por lo que muchas veces resulta abrumador intentar adquirir la correcta o saber exactamente para aplicar qué maquillaje es cada una de ellas.
Las formas, tamaños, incluso las texturas y la suavidad o dureza son distintas, por lo que, aunque puede parecer que funcionarán para algún producto en específico, quizá fueron hechas para marchar de mejor manera al usarla con otro.
Para evitar la confusión, aquí te explicamos para qué sirve algunas de las más comunes para algún maquillaje que se pueda realizar con frecuencia o cotidianamente.
Brocha maquillaje líquido
Esta brocha se distingue por la planicie de su estructura y que es un poco rígida, y se usa para aplicar la base o el maquillaje líquido ya que su composición hace más fácil la tarea para evitar que se desperdicie el producto o que quede disparejo en el rostro.
Brocha para cejas
Aunque existe variedad en este rubro, la brocha más común se caracteriza por ser pequeña, plana, delgada y angular. Además, a diferencias de las de sombras su estructura también es rígida, es decir que las cerdas no se mueven de manera fácil, sino que permanecen en su lugar para permitir crear líneas en las cejas.
Brocha para polvos
Contrario a las anteriores, este producto es bastante suave, suelen ser más grandes, con muchas cerdas que se pueden separar entre sí al pasar los dedos o la mano y aunque las hay de varios tamaños y formas, en su mayoría son circulares, con la parte de arriba más amplia que la de la base.
Brocha para sombras
Estas brochas también son pequeñas y delgadas como las de cejas, y existen variaciones entre ellas, para que puedas elegir de acuerdo con tus necesidades, sin embargo, lo común es que en este caso las cerdas sean mucho más suaves, se muevan fácilmente al pasar por una superficie y en lugar de hacer líneas difuminen.
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