Bipolaridad: tabúes y prejuicios que existen en torno a este trastorno

Del 11 al 19% de las personas bipolares mueren por suicidio.

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Trastorno bipolar
Foto: Pexels

El trastorno bipolar afecta a más de 60 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, persisten tabúes y prejuicios sobre esta enfermedad. Éstos tienen consecuencias en la vida y supervivencia de las personas con esta patología. Estigma, autodesvalorización de las personas afectadas y sentimiento de peligro para los demás. Te presentamos brevemente la enfermedad y algunos clichés para desmontar cuanto antes.

Las consecuencias del trastorno bipolar

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el trastorno bipolar afecta a más de 60 millones de personas en todo el mundo. También conocida como “trastorno maníaco-depresivo”, esta afección se manifiesta como alteraciones graves del estado de ánimo que provocan alegría y tristeza. 

Si el origen de la enfermedad sigue sin estar claro, existe una vulnerabilidad genética y psicológica en algunas personas que les llevará a verse afectadas por la bipolaridad. En este caso, es un entorno determinado el que jugará un papel desencadenante del trastorno bipolar: el duelo, una ruptura, un episodio de estrés intenso

La bipolaridad nos impide vivir “normalmente”. La persona portadora de esta enfermedad, de hecho, alterna entre períodos de euforia y excitación, y cuando pasan a menudo sigue un episodio depresivo. Por lo tanto, los bipolares pueden tener dificultades para mantener un trabajo estable o construir relaciones amistosas o románticas.

Hay dos tipos de trastorno bipolar:

  • Tipo 1 que se caracteriza por al menos un episodio de manía.
  • Tipo 2 se caracteriza por al menos un episodio de depresión y al menos uno de hipomanía (trastorno del estado de ánimo). 

En sus formas severas, las fases de la depresión pueden empeorar: del 11 al 19% de las personas bipolares mueren por suicidio. Así, dependiendo de su etapa de bipolaridad, las personas pueden ser mucho más peligrosas para sí mismas que para los demás.

Bipolaridad, entre excitación, estabilidad y depresión

Entre los principales síntomas de la bipolaridad, por tanto, observamos picos de alegría desmedida y momentos de intensa tristeza. Para la primera fase, las personas bipolares están convencidas de que nada puede detenerlos en su disfrute. 

Durante días o semanas, tendrán una gran desinhibición, una aceleración del pensamiento con fuga de ideas, hipersociabilidad o incluso hipersexualidad. Tienden a hacer compras irreflexivas, crear grandes proyectos irrealizables y encadenar el insomnio. 

La segunda fase de la enfermedad, por el contrario, se refiere a un sentimiento de depresión abisal. Sin un evento particular que desencadena estos sentimientos, los bipolares se aíslan en pensamientos oscuros por un tiempo. Enlentecidos en su funcionamiento psíquico y motor, las personas bipolares se sienten entonces devaluadas, hasta el punto de pensar en el suicidio. 

Estas dos fases están separadas por fases de “estabilidad” emocional. En algunas personas, todos estos síntomas existen, pero mínimamente, y la enfermedad pasa desapercibida. En cuanto a los tratamientos para esta enfermedad crónica, combinan fármacos y terapias psicosociales. 

Pero es laborioso cambiar mentalidades. Y esto también tiene consecuencias para las personas enfermas, que muchas veces acaban estigmatizadas. Según los especialistas, este fenómeno del autoestigma muchas veces se subestima, a pesar de las consecuencias que tiene en la autoestima y la calidad de vida del paciente. 

También existe un tabú sobre la enfermedad dentro de las propias familias, donde reinará un misterio sobre el estado mental o la muerte por suicidio de uno de los miembros durante años. Ésto retrasa aún más el descubrimiento y la aceptación de un trastorno psiquiátrico en la persona sospechosa de tenerlo. El trastorno bipolar no es una enfermedad genética, los genes son sólo una predisposición. 

Desde un punto de vista general, la enfermedad mental es algo que nuestra sociedad lucha por ver. Desconocido, da miedo, y muchas veces preferimos cerrar los ojos. Es por eso que el diagnóstico de bipolaridad en particular se hace tarde: el primero se alcanza en promedio después de 10 años. Y ésto, incluso si se observan avances. Por lo tanto, es importante levantar tabúes y dar a conocer este tipo de enfermedades al público en general. 

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