Recientemente se viralizó un video que exponía una pelea entre dos mujeres, donde una de las protagonistas fue apodada por internautas como “Lady escupitajo”, ya que se aprecia cómo le escupe y golpea en repetidas ocasiones a una guardia de seguridad del Club de Golf San Carlos ubicado en Metepec, Estado de México.
Según se muestra en el video, el altercado inició cuando la guardia impidió el paso de la trabajadora doméstica que es empleada de “lady escupitajo”, cuya identidad se descubrió después y responde al nombre de Patricia Whaibe. El hecho desató el enojo de la empleadora hasta llegar a la violencia y la falta de respeto con tres escupitajos, varios golpes e insultos dirigidos a la vigilante.
Luego de que esto sucediera, el video de la agresión se compartió a través de todas las redes sociales hasta volverse viral, y asimismo, desató diversos puntos de vista, donde lo que quedó más que claro es la crisis violenta que se vive en nuestra sociedad; en la cual se continúa normalizando y propagando conflictos sociales, por ejemplo: la discriminación, misma que se manifiesta desde distintos enfoques en el video.
Discriminación y abuso de poder ejercido por “Lady escupitajo”
Por un lado, el clasismo que ejerce Patricia Whaibe sobre la guardia es bastante claro cuando al referirse a su empleada doméstica, le dice “muchacha”, ya que éste es un término despectivo así como decir “chacha” o “sirvienta”. No obstante, estas formas de llamar a las personas que se dedican a este oficio se ha normalizado a tal grado de volverse invisible o aceptado por la sociedad.
“¿Tu eres la que no deja pasar a mi muchacha, cómo siempre? ¡Te estoy hablando a ti gorda! ¿Otra vez no dejas pasar a mi muchacha?”, se oyó decir a la mujer mientras se nota visiblemente descontrolada.
Asimismo, el adjetivo posesivo “mi” significa para Whaibe que la trabajadora doméstica le pertenece, y ésta carga de significado no sólo tiene implicaciones en el lenguaje y la manera en cómo se usa.
De igual forma, demuestra que para el promedio de la población, este trato de que el otro es propiedad de uno en el momento en que se le paga por sus servicios se normaliza dentro de nuestro contexto social en México, porque ya no reparamos en ello como agresión, ni como la omisión de un trabajo digno, donde no sólo el sueldo es un derecho, también el respeto, la dignidad y la salud emocional.
Por otro lado, en el comportamiento y discurso de Whaibe se suma otra característica discriminatoria: la gordofobia, pues en varias ocasiones insulta a la guardia diciendo frases como “¿Cuándo te vas a largar? Eres una gorda desgraciada”, asimismo señala a la víctima como “marrana”.
Cabe señalar que, la gordofobia es un tipo de discriminación donde hay un rechazo y odio por la gente con obesidad y dicho fenómeno ha ido en aumento, incluso, en un estudio realizado durante el año 2017, el 10% de las personas de la Ciudad de México que padecen sobrepeso, refirió sentirse vulnerada y discriminada por esta situación.
Así también, Whaibe lleva a cabo el abuso de poder, una vez que cuestiona a la guardia sobre si sabe con quién está tratando, “Si sabes quién soy, ¿verdad?”, esto lo hace con el propósito de intimidar e infundirle miedo a la vigilante.
A razón de lo que presumía Whaibe, se investigó quién era y a qué se dedicaba, pues en sus redes sociales señala que es una servidora pública de Metepec; no obstante, el Ayuntamiento de ese municipio refirió que ella no trabaja para esa administración y además, reprobaron los hechos acontecidos en el Club de Golf.
“La mujer que agrede a la elemento de seguridad privada, NO pertenece ni tiene relación alguna con este Ayuntamiento, como versiones sin fundamento han señalado. No trabaja, colabora o tiene relación con esta administración. Reprobamos enérgicamente este tipo de violencia que no es, bajo ninguna circunstancia, una acción que merezcamos los ciudadanos de Metepec”
No obstante, esto abre el panorama para que veamos que este conflicto está a la orden del día en mayor o menor medida, pues muchas personas hacen uso de su posición privilegiada para vulnerar la condición de otras personas, atacando así a través del abuso de poder y las conductas discriminatorias.
Mismos fenómenos que Patricia Whaibe continuó a pesar de haber sido exhibida en redes sociales, pues siguió insultando a la guardia y amenazándola de poner una demanda en su contra a través de una publicación en Twitter.
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