Día mundial del teatro: Ser mujer en una industria hostil

"Hemos visto los mismos clichés y estereotipos en la pantalla durante décadas, y eso hace que el cambio sea más lento de lo que debería ser".

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Actriz Karla Garrido
Actriz Karla Garrido

Y la gente morena, afrodescendiente, con rasgos mexicanos, mujeres con más de 30 años, ¿nosotros, no tenemos ya aspiraciones o sueños? ¿no tenemos historias interesantes que contar?

Hoy se celebra el Día Mundial del Teatro, una fecha que busca fomentar y promover el arte escénico en todo el mundo. Pero también es un día para reflexionar sobre los retos y desafíos que enfrenta esta industria, especialmente en cuanto a los estereotipos que aún permean en ella.

Para hablar sobre este tema, hemos invitado a conversar a Karla Garrido, actriz mexicana que ha trabajado tanto en teatro como en cine y televisión. Karla ha luchado por la inclusión y la diversidad en la industria, desafiando los estereotipos y buscando contar historias que reflejen la realidad de nuestra sociedad.

En esta entrevista, Karla nos comparte su experiencia como actriz y nos habla sobre la importancia de romper con los estereotipos en el teatro y en todas las formas de arte. Además, nos invita a reflexionar sobre cómo podemos ser más críticos como espectadores y cómo podemos apoyar a los artistas que buscan contar historias más diversas e inclusivas.

 

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¿Por qué decidiste dedicarte a la actuación?

Cuando pienso en por qué me dediqué a la actuación, pienso en cientos de razones que van desde que es una actividad que me apasiona y me mueve de mi zona de confort hasta que es un sueño familiar que me siento honrada en llevar a cabo. No existe una sola razón por la que lo haga, pero sí puedo confirmar que no me veo haciendo otra cosa.

¿Cómo influyó tu familia en tu decisión de dedicarte a la actuación?

Afortunadamente dentro de mi familia hay muchas personas que aman el arte, uno de ellos mi papá, quien desde que estuve en el vientre de mi madre me ponía a café tacvba para escuchar. Mi madre después de varios años comprendió que no era un hobbie sino una profesión que necesitaba tiempo, dinero y constancia como cualquier carrera y a veces pienso que hasta un poco más, porque no solo importa tu “talento” también se califica tu físico y tu voz.

Estudié la carrera de actuación en la Escuela Nacional de Arte Teatral, misma que dura 4 años. Cuando estudié todavía ponderaba la vieja escuela del “si no duele no sirve”, desde entonces me he dedicado 100% a la actuación y al quehacer escénico como docente, productora y gestora de proyectos. Ahora estoy en el aprendizaje de enseñar lo que me enseñaron de una forma más amorosa.

El medio artístico es un lugar hostil 

El mundo y el medio artístico son lugares hostiles y la enseñanza no tiene por qué ser igual. Al estudiar actuación sin querer te estudias a ti mismo, te encuentras con tus demonios, con tus virtudes, con tu historia de vida, con tus traumas, con tus imposibilidades, y ver al toro de frente es ¡fuerte! y doloroso en muchas ocasiones, ¿por qué hacerlo aún más difícil? Afortunadamente, con los movimientos estudiantiles en las escuelas de teatro que buscan erradicar el terrorismo pedagógico y cortar de tajo los abusos de poder que muchos directores siguen intentando sostener.

¿En qué trabajaste después de graduarte de la escuela de teatro?

Desde que fui estudiante han pasado 10 años, en los cuales he buscado mi propio camino, primero lo busqué en el teatro, fui parte de varias compañías teatrales, unas independientes y otras formaban parte del estado. Con todas, mi mayor hallazgo fue encontrarme con públicos muy diversos, con experiencias sumamente distintas a mi realidad de mujer clase media citadina. Viajé a la sierra Wirarika, a Tapachula en zonas marginadas, di muchas funciones dentro de cárceles y también conocí a altos funcionarios y me hospedé en hoteles gran turismo.

Me gustaría hablar contigo sobre tus experiencias en el mundo del teatro y del cine. Desde que eras estudiante, han pasado 10 años, ¿puedes contarnos cómo ha sido ese camino para ti?

Claro, durante estos 10 años he estado buscando mi propio camino. Al principio lo busqué en el teatro, fui parte de varias compañías teatrales, algunas independientes y otras formaban parte del estado. Con todas ellas, encontré públicos muy diversos, con experiencias sumamente distintas a mi realidad de mujer clase mediera citadina. Viajé a la sierra Wirarika, a Tapachula en zonas marginadas, di muchas funciones dentro de cárceles y también conocí a altos funcionarios y me hospedé en hoteles gran turismo. El Teatro siempre es la casa del actor, es donde aprendes todo, es el gran formato, donde si no te ven y te escuchan no sucede nada. En donde no puedes esconder las “tablas”, en donde tienes que estar en cuerpo y espíritu sí o sí y en donde desafortunadamente pagan lo menos si no estás haciendo una obra comercial.

Desde hace varios años dejé de pensarme como actriz de Teatro porque no me alcanzaba para cubrir mis gastos más básicos, tuve que mudarme a la televisión y después encontré que el cine era el lugar donde me sentía igual que en el Teatro: asustada pero motivada: VIVA. En donde empezaron a importar también otras cosas: como mis rasgos físicos y mi color de piel. En el teatro tienes la posibilidad de hacer más personajes distintos a ti: desde Julieta (aunque no tengas 16 años ni tengas rasgos italianos) hasta la vieja más vieja, porque entra una palabra a jugar que llamamos “convención”.

Convención es la regla que permite al espectador jugar con nosotros a creer que somos el personaje que estamos proponiendo, y entonces si traes una peluca blanca y engrosas la voz y caminas más despacio, el público verá a una vieja, pero en la televisión y el cine no funciona igual ¿Por qué? Porque la imagen es un retrato de la realidad, cualquier cosa que trate de engañar al ojo sacará de la ficción al espectador. Por eso cuando vemos una historia de terror en donde de la nada se resuelven las cosas nos causa risa, porque no tiene lógica realista.

Karla Garrido
Karla Garrido

 

Entonces, ¿crees que hay un problema con la representación en el cine y la televisión?

Sí, creo que hay un problema. Estamos acostumbrados a ver producciones rápidas y poco complejas, con clichés que ya no corresponden a nuestra realidad: la rica es rubia de ojos azules y el galán de barrio tiene que ser moreno muy varonil, ambos entre 20-30 años. Y la gente morena, afrodescendiente, con rasgos mexicanos, mujeres con más de 30 años, ¿nosotros, no tenemos ya aspiraciones o sueños? ¿no tenemos historias interesantes que contar?

Hemos visto los mismos clichés y estereotipos en la pantalla durante décadas, y eso hace que el cambio sea más lento de lo que debería ser. Es un círculo vicioso, porque el público está acostumbrado a ver lo mismo una y otra vez, y cuando se presenta algo diferente, no siempre lo aceptan de inmediato.

¿Cómo crees que podemos cambiar eso?

Como espectadores, debemos ser más exigentes y dejar de ver lo que no nos gusta o no nos representa. Debemos apoyar al cine independiente mexicano o latinoamericano en lugar de solo ver contenido extranjero. Y como artistas, debemos ser más congruentes y elegir proyectos que nos hagan sentir plenos.

¿Qué opinas sobre la cuota de inclusión en la industria?

Creo que es necesaria por ahora para hacer el cambio. No es lo ideal, pero tenemos que hacer que la excepción se vuelva la regla. Y para eso, se necesitan medidas como la cuota de inclusión. Pero también necesitamos trabajar juntos para cambiar la mentalidad y los hábitos de la sociedad en general.

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