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¿Contra qué lucha y en qué consiste el feminismo abolicionista?

El feminismo abolicionista se caracteriza por luchar para erradicar la la explotación sexual y reproductiva de las mujeres.

Pinta de feminismo
Foto: Pexels

El feminismo abolicionista es una corriente de este movimiento que se caracteriza por la lucha para abolir la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, buscando la erradicación de la prostitución, el alquiler de vientres y la pornografía.

Además, esta postura también busca la abolición del género, pues señala que es este el que ha dotado a las mujeres de diversos estereotipos, roles y prejuicios que históricamente las han oprimido.

Tribuna Feminista destaca que la necesidad de incluir la supresión del género en la lucha del feminismo abolicionista se debe a que la ideología de las identidades “intenta borrar al sujeto político del feminismo”, es decir, a las mujeres.

El sector abolicionista señala que el feminismo no puede ser cómodo para el patriarcado, defendiendo que al no estar en contra de prácticas como la prostitución, se sigue favoreciendo a esta estructura que violenta a las mujeres.

La colectiva feminista abolicionista Brujas del Mar, mediante una guía básica para entender posturas, explica algunas de las bases de esta corriente que incluye la lucha contra:

Prostitución y pornografía

La colectiva destaca que estas son acciones que deshumanizan a las mujeres, alimentan el tráfico sexual y son resultado de la misoginia y el capitalismo.

“La industria millonaria de la pornografía está construida sobre la violación, el abuso, la coerción, el tráfico de mujeres, mujeres abusadas y abuso sexual infantil”, detallan en el post realizado a través de sus redes sociales.

Vientres en alquiler

Este controvertido punto, que ha ocasionado múltiples debates sobre si debe ser regulado o eliminado, se acusa que convierte el cuerpo de las mujeres “en un proyecto adquirible por medio de la venta y renta de seres humanos”. Además, se denuncia que esta industria generalmente recurre a mujeres de escasos recursos, aprovechándose de esto para explotarlas, por lo que no se trata de una elección libre.

Institución de la familia y el matrimonio

La visión tradicional de estas formas generalmente se basa, señalan, en el trabajo no remunerado de la mujer, así como en la inequidad en el reparto de tareas, la limitación de las mujeres a través de la dependencia económica y el rol establecido por el patriarcado de esposa-madre.

Prácticas sexuales como el BDSM

Está práctica se basa en los roles sexuales de una persona sumisa y un dominador, lo que, apunta la colectiva, “es la erotización de la violencia”, pues generalmente es la mujer quien se pone en el papel de sumisa y, en caso, contrario los hombres se colocan en este porque “fantasean encarnar la subordinación femenina”.

Género

Destacan que mientras el sexo “innato”, el género “es una serie de roles, expectativas, socializaciones, prácticas culturales y personalidades que aplican a ese sexo, siendo el de las mujeres el que se pone en desventaja”.

Además de estos, también luchan en contra de instituciones como la religión, pues son parte de la reproducción de estructuras de poder; la industria de la belleza que busca cumplir con estándares de belleza para las hombres, y según estos mismos; así como el individualismo, ya que este señala que las elecciones son personales, “a pesar de lo que influyó en esa elección o de cómo puede afectar a las mujeres en general”.

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