Comer de forma compulsiva teniendo diabetes

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A pesar de que la diabetes tiene mucho que mencionar en cuanto a cuidados, en el programa se del día de hoy se habló de una afectación poco mencionada, cómo afecta la diabetes nuestras emociones, y en específico a comer compulsivamente.

Comer de forma compulsiva teniendo diabetes.La obesidad es un factor muy importante para contraer diabetes tipo 2, Blanca Almeida, Psicoterapeuta Individual, nos habla de este trastorno en el programa del día de hoy.

¿Comemos por ansiedad de forma compulsiva?

Cuando sentimos necesidad de comer compulsivamente, es interesante plantearnos si buscamos en la comida un alivio instantáneo a las preocupaciones. Si es así, podemos decir que el problema no es la comida sino la ansiedad.

Se hace necesario entonces conocer el origen de nuestra ansiedad y aprender a controlarla utilizando los mecanismos adecuados. Si conseguimos hacerlo, sentiremos menos necesidad de comer.

No olvidemos que el estrés es el lenguaje de nuestro cuerpo y lo sentimos como desagradable o molesto: palpitaciones, sensación de ahogo, opresión…

Para poder manejar la ansiedad, el primer paso es identificar las señales corporales y comportamentales de esta y relacionarlas con la emoción que se siente. A continuación, descubrir qué es lo que está pasando y qué estamos pensando a la vez que notamos la sensación de ansiedad.

Una vez identificada la ansiedad, podemos combatirla tanto física como mentalmente:

  • Físicamente: a través de la relajación muscular, la respiración diafragmática lenta, la realización de actividades placenteras…
  • Mentalmente: el estrés se maneja trabajando los pensamientos. Es muy importante identificar los pensamientos que generan ansiedad. Los reconoceremos porque son automáticos, negativos, exigentes y rígidos. Son pensamientos de todo/nada y blanco/negro. Nos decimos frases como “no valgo para nada”, “nunca controlaré mi diabetes”, “soy un desastre total”, “no soporto este control de mis padres”…

Los pensamientos negativos influyen sobre nuestras emociones y conductas

Cuando identifiquemos esos pensamientos debemos darnos cuenta de que podemos discutirlos. Un pensamiento como “esto es imposible de controlar” suele generar emociones intensas de frustración, tristeza y ansiedad. Este pensamiento, junto a las emociones que genera, puede llevarnos a dejar de hacer la dieta pautada o el ejercicio. El hecho de no realizar esas conductas reforzará el pensamiento de “esto es imposible de controlar”. Y así se forma el círculo vicioso del estrés.

No siempre podemos cambiar las circunstancias que nos provocan ansiedad, pero sí que podemos revisar la percepción (pensamientos) que de ellas tenemos. Podemos cambiar el pensamiento negativo por otro menos absoluto: “algunas veces me paso, pero generalmente lo controlo bien”. Notaremos que disminuye la ansiedad.

El estado de ánimo influye en la forma de alimentarnos y, si este es negativo, la comida puede convertirse en un refugio fácil y accesible. Por ello, debemos desarrollar nuestras habilidades emocionales y aprender a distinguir entre el hambre físico y el que está marcado por la ansiedad, la frustración o el aburrimiento. Si podemos diferenciar entre ansiedad y hambre podremos mejorar el autocontrol.

Tan malo es comer mucho como dejar de hacerlo, sobre todo en una persona con diabetes, pues la sobrealimentación eleva de manera importante la glucosa sanguínea y la falta de comida la reduce, es decir, se suscita la llamada hipoglucemia.

Así lo explica la nutrióloga y psicoterapeuta Luisa Maya Funes. “Cualquiera de los dos extremos trae consecuencias negativas para la salud, más aún si la persona padece diabetes y se alimenta compulsivamente o deja de hacerlo. El problema puede derivar por igual en falta de nutrientes o en obesidad”.

Añade que quienes comen de manera compulsiva generalmente canalizan su ansiedad y estrés hacia la comida, conducta aprendida a lo largo de su vida. “Para comprender tal situación consideremos que el ser humano, desde su nacimiento, se vincula a su madre por medio del alimento, después durante la etapa preescolar se comienza a premiar al chico con golosinas si se porta bien, cumple con sus tareas y guarda los juguetes, acciones que ocasionan que se genere en el menor la idea de que cualquier necesidad, apoyo o recompensa tiene que ser cubierta mediante la comida”.