El médico deportivo Eduardo Bojórquez, empezó a coleccionar boletos hace más de 20 años. En 1999, cuando Bojórquez acudió a la taquilla del Metro le entregaron un par de los boletos conmemorativos por la inauguración de la Línea B, mismos en los que resaltaba el color verde con un tren sobre una vía elevada girando hacia la derecha. Al ver el diseño del boletaje le gustó tanto que decidió conservar uno.
A partir de entonces, Bojórquez se animó a guardar tantos boletos del metro como podía, y ahora su colección consta de más de 600.
Y así como él, muchas personas han conservado la pasión por encontrar ediciones especiales tan variadas, por ejemplo: los homenajes a la actriz María Félix, el escritor Octavio Paz o la ilustración realizada por @malditoperrito con la leyenda “si ya no cabe, no sea necio”.
Además, los coleccionistas han comenzado a realizar reuniones en los andenes del Metro, pero al correrse la voz y crecer la cantidad de aficionados, las estaciones les quedaron chicas, por lo que trasladaron las reuniones para intercambiar ejemplares, consejos y conocimiento a lugares públicos.
Lamentablemente para los coleccionistas de boletos, al inicio del año, la estación Chapingo de la Línea 9 se convirtió en el punto de prueba piloto para un Metro sin boletos al disponer nuevas formas de cobro: tickets con códigos QR, tarjetas bancarias sin contacto y Cobro Digital (CoDi), además de la tarjeta de Movilidad Integrada.
“Me llena de orgullo y de tristeza ver que esto poco a poco está acabando”, confiesa Eduardo, después de dos décadas de coleccionar boletos.
En contraste, otro coleccionista considera que existe la posibilidad de que la practicidad le permita sobrevivir al boleto de papel frente a la modernidad.
“En el fondo tengo esperanza porque lo ideal sería la convivencia de tecnologías, yo pienso que todavía tenemos boletos para rato”, comenta.
Los coleccionistas sostienen que pese a dejar de circular en las taquillas, los torniquetes y las manos de los capitalinos, el boleto del Metro se mantendrá presente en los recuerdos de quienes los han usado, coleccionado y preservado.
También te puede interesar:
100 años, una ruta infinita: Pedro Coronel en Bellas Artes
Fans le piden a Bad Bunny un concierto exclusivo para mujeres