Elegante calavera con sombrero francés y plumas de avestruz, La Catrina es un ícono que identifica la celebración de Día de Muertos en México, y que surgió en 1912 en manos del grabador mexicano José Guadalupe Posada para ilustrar unos versos en rima, conocidos como ‘calaveritas‘ y, de paso, mofarse de las clases sociales.
“La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”, decía el autor de la ilustración de La Catrina.
En sus inicios, la ilustración de esta calavera dibujada del pecho hacia arriba, sin ninguna prenda más que un ostentoso sombrero -y una mueca de felicidad en el rostro-, daba vida a versos satíricos y críticos sobre la situación política y social de nuestro país y de las clases más privilegiadas, mediante un humor negro.
El personaje que hoy en día conocemos como La Catrina va más allá de la tradición de Día de Muertos -que en su origen no tenía ninguna relación con esta festividad- y resguarda una importancia social y cultural surgida en el México de Porfirio Díaz, más grande de lo que se cree.
¿Por qué se convirtió en una de las imágenes más representativas de nuestro país?
Calavera Garbancera de apariencias y riquezas
Apareció por primera vez en el periódico “Remate de calaveras alegres y sandungueras”, ilustrando a una ‘calaverita‘ titulada: Las que hoy son empolvadas garbanceras pararán en deformes calaveras, ilustrada con la calaca que Posada nombró: Calavera Garbancera. ¿Qué había detrás de la sátira de estos versos y de la figura que en su momento no era ni admirada ni famosa?
Se dice que la ilustración hacía referencia a la pobreza y que, sobre todo, se refería a los vendedores de garbanzo, quienes siendo pobres aparentaban tener riquezas, negando sus raíces indígenas. También hace referencia a los comerciantes que dejaron de vender maíz para comercializar garbanzos pretendiendo llevar un estilo de vida mejor como europeos.
Otras fuentes mencionan que representaba a las empleadas domésticas de la época postrevolucionaria en Ciudad de México, mujeres indígenas que querían verse glamorosas -como sus patronas españolas-. ¿En qué momento esta calavera pasó a ser La Catrina de vestido negro y sombrero elegante que conocemos?
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Diego Rivera despojó a La Catrina de la crítica social
La ‘Dama Mexicana de la Muerte’ se dio a conocer ante la alta sociedad hasta 1947, cuando el muralista mexicano Diego Rivera, la dotó de elegancia y la despojó de la crítica social en su obra Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en la que bautizó a la Calavera Garbancera como: La Catrina.
Tomada de la mano de un Diego Rivera niño y su creador, José Guadalupe Posada, este personaje hace referencia al “Catrín”, un hombre elegante que representaba a la aristocracia mexicana, y que siempre iba acompañado de alguna dama con las mismas características. Este estilo fue una imagen clásica de la aristocracia mexicana de fines del siglo XIX y principios del XX.
De esta manera, La Catrina comenzó a hacerse parte del imaginario popular mexicano y, hoy en día, este personaje es un símbolo de la muerte que los mexicanos observamos de cerca, la convertimos en arte, le hacemos fiesta, respetamos y forma parte de nuestras tradiciones y cultura.
Guadalupe Posadas, grabador y caricaturista originario de Aguascalientes (1852-1913), no alcanzó a ver la Calavera Garbancera impresa, ya que esta se publicó en noviembre de 1913 y Posada murió el 20 de enero de ese mismo año en la Ciudad de México. Fue enterrado en el Panteón de Dolores en una fosa común y sus restos nunca fueron reclamados.