Premio Nobel

Tres mexicanos que han ganado un Premio Nobel a lo largo de la historia

Por coincidencias del destino, en plena celebración de la edición 2020 del Premio Nobel y  justo cuando se acaban de dar a conocer a los ganadores en Química, nuestro país pierde al reconocido investigador José Mario Molina, quien en 1995 fue acreedor a este reconocimiento en la misma área, junto con otros dos científicos, por advertir al mundo sobre el adelgazamiento de la capa de ozono.

El también académico mostró gran interés por este campo de estudio desde su infancia y gracias a su posición económica pudo viajar a otros países para dar continuidad a su sueño. Pero fue hasta 1974 cuando dio a conocer en la revista Nature, sus investigaciones sobre el tema por el cual pasó a la historia del Premio Nobel.

“Me emociona y me mueve la humildad, el que pude hacer algo que no solo contribuyó a nuestra compresión de la química atmosférica, sino que también tuvo profundas repercusiones en el medio ambiente global”, palabras de su biografía de José Mario Molina publicada en la página Nobel UNAM.

 

Segundo Premio Nobel en México

Otro de los grandes fue Octavio Paz, quien ganó el Premio Nobel de Literatura en 1990, el primero en este rubro para un escritor mexicano. De acuerdo con el sitio web Nobel UNAM, cuando el intelectual se enteró de tal designación expresó: “El Nobel no es un pasaporte a la inmortalidad. La relativa inmortalidad de las obras literarias y artísticas, la da la calidad”.

Su amor por los libros nació en el seno familiar, a través de la biblioteca de su abuelo, grandes acontecimientos y viajes vivió durante su juventud. Después de varios años dio a conocer uno de sus grandes títulos “El laberinto de la Soledad”, considerado como un estudio sobre la identidad del mexicano. También fue embajador en la India, un momento, que de acuerdo a los críticos, fue el de mayor esplendor como escritor.

Tercer Premio Nobel

Alfonso García Robles ganó el Premio Nobel de la Paz en 1982. Entre los esfuerzos que más se le aplauden está el evitar la proliferación nuclear, durante su labor en la firma del Tratado de Tlatelolco (1967). También desempeñó un papel central con su trabajo en la ONU, para promover el desarme general.

“Nunca antes se ha visto la humanidad enfrentada, como hoy al peligro real de la extinción provocada por ella misma. De ahí que la disyuntiva sea que el mundo acabe con las armas o éstas acaben con el mundo”, extracto de la Gaceta UNAM de 1984.