Hay algunas leyendas de terror que se remontan al siglo pasado, en tiempos en los que la Santa Inquisición tenía un papel predominante. La mayoría de ellas se sitúan en el Centro Histórico de la Ciudad de México, por lo que probablemente reconozcas algunas ubicaciones de estas terroríficas historias.
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El sabio cerdito
Bajo la autoría de Artemio de Valle-Arizpe, se cuenta la historia de un cerdo que podía resolver problemas complejos matemáticos y respondía preguntas sobre el futuro. Causó tanta intriga, que se dieron cita algunos inquisidores en una casa a lado del actual Palacio Nacional para encontrarse con el peculiar animal. Al ser una acontecimiento inédito, se aglomeró la gente en la calle de la Moneda y de repente sólo escucharon los chillidos del puerquito: los inquisidores habían obligado al dueño a matarlo y sacarle el corazón al detectar que se trataba del mismo diablo quien poseía al famoso animal.
La historia del desdichado Sebastián Esquivel
Se cuenta la historia de un joven muchacho que vivía en la pobreza extrema, no tenía familiares, amigos y además se encontraba muy enfermo. La fiebre que sufría y los males y melancolía que lo asechaban sólo lo hacían querer quitarse la vida. Hasta que un día, una señora entró su hogar, sucio y pequeño, para pedir un poco de agua. Empezó a preguntarle al joven sobre los males que lo acechaban y tan sólo con tocarlo, comenzó a sentir alivio. Después de ir en busca de la señora, quien le prometió un trabajo bien remunerado, nunca pudo encontrarla.
La mansión sangrienta de Don Beltrán
También se dice que en el Centro Histórico había un multimillonario que solía maltratar a sus empleados. Hasta que un día sin previo aviso les pidió a todos que salieran de su casa y de un momento a otro, no volvió a salir. Una vez que los empleados regresaron a su casa, se dieron cuenta que había una manta y cruz llenas de sangre. A pesar de las incesantes búsquedas, no volvió a aparecer más.