¿Hablar en público te aterra y literalmente te deja sin palabras? Ten la seguridad de que no estás solo. Este fenómeno incluso tiene un nombre: glosofobia. Produce varios síntomas como: insomnio, sensación de fiebre, ideas confusas, temblores en piernas y brazos, náuseas, etc. Afortunadamente, está lejos de ser insuperable.
El 5% de la población se ve afectada por la glosofobia
Común entre todos los géneros, el miedo a hablar en público afecta principalmente a las personas que carecen de confianza en sí mismos. La glosofobia deriva su nombre del griego glōssa (lengua) y phobos (miedo). Se considera que las tres cuartas partes de la población siente un auténtico pico de ansiedad ante la idea de expresarse públicamente.
Desafortunadamente, no es raro enfrentarse a este ejercicio en el entorno profesional o personal. Y algunos reaccionan muy mal, llegando incluso a enfermarse físicamente. Afortunadamente, hay algunos consejos prácticos que puedes aplicar para superar esta fobia para siempre.
Pero primero, necesitas saber de dónde viene la glosofobia. Se divide en 4 categorías:
- Miedo relacionado con el rendimiento: no queremos decepcionar, queremos estar a la altura.
- El síndrome del impostor: nada que ver con nuestras habilidades, es nuestra falta de confianza en nosotros mismos lo que habla.
- Miedo a lo desconocido: salir de tu zona de confort puede provocar mucha ansiedad.
- Miedo a la mirada ajena: muy extendido, en particular entre los adolescentes. El sólo hecho de que la gente pueda mirarnos nos aterra.
Al definir mejor el “tipo de miedo”, podrás trabajarlo de manera más efectiva y sentirte legítimo frente a una audiencia. La glosofobia debería disminuir en gran medida e incluso, desaparecer.
Miedo a hablar en público: las soluciones
Hay casi tantos trucos como personas con glosofobia. Sin embargo, hay técnicas de uso frecuente: respirar profundamente antes de hablar, tener una botella de agua a tu lado, repetir tu texto hasta que te lo sepas de memoria.
En caso de que eso no sea suficiente, también existen métodos que pueden ayudarte a largo plazo y eliminar lógicamente la glosofobia de tu vida.
4 consejos para superar la glosofobia
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Trabaja en tu confianza
Para ser un buen orador, debes tener confianza en ti. No es fácil, nos dirás. Sí, pero puedes, por ejemplo: empezar haciendo un balance de tus habilidades personales y profesionales. ¡Verás que hay muchos más de los que crees! Este ejercicio te permitirá dejar de desvalorizar a tu persona y te hará consciente de todas las cosas que has logrado y aún lograrás.
Tómate el tiempo para sentarte contigo y ver dónde estás. Conocerte a ti en el momento te permite estar en perfecta armonía con tu yo interior. Esto también resultará en intercambios mucho más naturales y fluidos con tus colegas y seres queridos.
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Habla frente al espejo
Un ejercicio perfecto para enfrentarse a uno mismo. Nos aprendemos y anticipamos nuestras reacciones y eso es un excelente ejercicio contra la glosofobia. No hagas caso a esa vocecita negativa que te dice que no puedes, deja volar tu imaginación.
Verás que, poco a poco, el discurso se hará más fluido, más natural. Te darás cuenta de que el juez más duro no es otro más que tú mismo. Amándote a ti mismo, es tu propia visión de ti lo que cambiarás.
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Actuación
Subir al escenario para desafiarte a ti mismo puede ser extremadamente positivo, además de permitirte conocer gente nueva. Es ideal para vencer la timidez. Aprendes a posar tu voz, tu cuerpo y a expresarte con claridad.
Grábate para analizarte
Hoy en día, casi todos nos tomamos selfies con nuestros teléfonos móviles. Entonces, ¿por qué no filmarte a ti mismo para prepararte mejor para una presentación oral? Deja tu teléfono y exprésate.
Podrás analizar tus muletillas al hablar y tu postura para potencialmente modificarlos. Siéntete libre de arreglar la lente del teléfono si te resulta más fácil. Esto te ayudará a practicar y mirar a alguien directamente a los ojos.
Con estos pequeños consejos, tienes todas las claves a mano para frenar tu glosofobia. Si es necesario, nunca dudes en consultar a un psicólogo para superar ciertos bloqueos y permitirte avanzar con serenidad.
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