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5 frases que no debes decirle a alguien con pensamientos suicidas

La depresión puede convertir al mundo en un lugar solitario e insignificante para quienes la padecen.

Representación pensamiento suicida
Foto: Unsplash

La depresión con pensamientos suicidas es un trastorno del estado de ánimo común. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a 121 millones de personas y las muertes por suicidios oscilan alrededor de 800 mil personas por año. Además, puede afectar a cualquier persona, a cualquier edad y es responsable del grave deterioro de la calidad de vida tanto en el ámbito relacional como laboral.

Cada uno de nosotros experimenta momentos de tristeza, pérdida de interés y voluntad que nos hacen sentir “deprimidos”, días malos que pasan y dejan espacio para la vida diaria normal nuevamente. En este caso, más que hablar de depresión, se trata de un descenso transitorio del estado de ánimo que se distingue bien de la depresión clínica, caracterizada por muchos otros síntomas y de mayor duración.

Sin embargo, a menudo sucede que cuando las personas están en contacto con una persona con depresión clínica tienen dificultades para comprender su experiencia, intentan animarlos con algunos consejos, como el estar ocupados o cambiar. El problema es que la depresión no debe confundirse con la falta de fuerza de voluntad, la pereza o una sensación pasajera de debilidad de la que es fácil deshacerse.

Estas son 5 frases que es preferible no decirle a alguien con pensamiento suicidas

  • ¿Por qué no haces algo para animarte?

Aquellos que no están deprimidos temen o simplemente no pueden soportar la pasividad y la desmotivación de las personas deprimidas. La depresión se caracteriza, entre los muchos síntomas, precisamente por un bajo nivel de energía, experiencias de desamparo, sensación de inutilidad e incapacidad. Se percibe que tanto el estado de ánimo como los pensamientos y comportamientos negativos están fuera del control de uno. Entonces no es suficiente dar “un consejo” para hacerlos cambiar.

  • ¡Sé feliz!

En un estado depresivo, por muy obvio que parezca, prevalece la tristeza. Impregna cada momento de la vida de una persona, incluso aquellos comúnmente asociados con fuentes de diversión y serenidad. Además, una de las distorsiones cognitivas que habitualmente hace el deprimido es la abstracción selectiva: se centra en los detalles negativos extrapolados del contexto, ignora todos los demás aspectos de la situación, llegando a vivir y conceptualizar toda la experiencia a partir de esos desagradables. detalles.

  • ¡No necesitas psicoterapeutas ni medicamentos!

Las personas a menudo se asustan con la idea de buscar ayuda de un especialista, ya sea psicoterapeuta o psiquiatra, debido al estigma de los “enfermos mentales” y la percepción de no tener el propio control sobre la situación. Aun así, pueden tener miedo de confiar asuntos personales a un extraño o haber desarrollado la creencia de que hablar sobre problemas personales y familiares es algo vergonzoso.

Con respecto a los medicamentos, sin embargo, es muy popular la idea de que son peligrosos porque causan adicción, efectos secundarios o porque son una mera herramienta de las compañías farmacéuticas.

  • Hay personas peores que tú

Seguramente hay quienes están en peor situación, sólo piensa en los niños que viven y nacen en condiciones de guerra y pobreza total, por ejemplo. Sin embargo, la depresión es un estado activo y tan vertiginoso que hace perder el sentido de la existencia incluso en condiciones socioeconómicas óptimas.

Es una condición psicológica en la que pensamientos, emociones, conductas disfuncionales y dañinas se alimentan en una espiral de negativismo que condiciona toda la representación del Yo (defectuoso e inadecuado), del mundo circundante (hostil y privativo) y del propio futuro (quiebra y desesperada).

  • No deberías de ser negativo

Es cierto, estar al lado de una persona deprimida o con pensamientos suicidas no es fácil: su negatividad, poca energía, inactividad y pasividad, expresión facial oscura pueden ser contagiosas y afectar el estado de ánimo. Es instintivo quitarse esta aura de sufrimiento y desesperación de uno mismo, enfureciéndose y tratando de animar al otro.

Sin embargo, por difícil que sea estar cerca de él, a menudo no se comprende cómo una persona deprimida es muy crítica y se culpa a sí misma por el estado en el que reside. Adoptar su punto de vista, escuchar a otros tratando de conmoverte, atacar tu pesimismo y no tolerarte (porque este es el significado que se atribuye fácilmente al nerviosismo de quienes intentan incitar), aumenta la autocrítica, el desánimo y la sensación de incapacidad.

Por último, pero no menos importante, te recomendamos que consultes a un profesional en caso de que conozcas a alguien con pensamientos suicidas o si es tu caso. En caso de vivir con alguien deprimido, conviértete en una fuente de ayuda y un puente para generar un cambio.

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