Irisina, la hormona producida al hacer ejercicio que podría combatir Alzheimer

La irisina es producida por los músculos durante la actividad física y podría ser una de las razones por las que un estilo de vida activo afecta el riesgo de Alzheimer.

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Maqueta de cerebro
Foto: Unsplash

Pese a que no existe una cura para combatir el Alzheimer, la enfermedad más común de demencia senil, las indicaciones de los expertos se centran sobre todo en la prevención. Una dieta equilibrada rica en vegetales y tiempo suficiente para dedicarla a la actividad física, la cual produce irisina, una hormona que podría ser la clave en contra del deterioro cognitivo.

Recientemente se ha lanzado un nuevo estudio en el que se dice que hacer ejercicio o cualquier actividad física, aumenta la salud de nuestros cerebros. El secreto, relativo al deporte, podría estar escondido en la hormona cuya liberación aumenta como consecuencia del ejercicio físico.

El papel clave de la irisina

La evidencia surge de un estudio realizado en ratones, de acuerdo con la información manejada por el medio estadounidense The New York Times; primero analizaron algunas muestras de tejido cerebral y luego observaron los cambios en los cerebros de algunas ratas después de la actividad física.

Para vincular la reciente investigación con los estudios pasados, el papel de la irisina, que surge como un posible antídoto contra el deterioro cognitivo, los científicos dedujeron que la hormona está presente en el hipocampo de los humanos y que se encuentran concentraciones más bajas en personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer.

El segundo mostró que la actividad física aumenta la producción de irisina, capaz de proteger la memoria incluso en presencia de acumulaciones de beta-amiloide, la proteína que se encuentra agregada en placas en el cerebro de las personas afectadas por la enfermedad.

Una manera de evitar el Alzheimer

Si no todo, por tanto, mucho parece girar en torno a la acción de la irisina, ya conocida como aliada de la salud. Producida principalmente por el tejido muscular durante la práctica deportiva, esta hormona es capaz de convertir la grasa “blanca” (la que tiende a acumularse, especialmente en la zona abdominal) en grasa “marrón” (más fácil de utilizar como fuente de energía).

Los estudios realizados en modelos animales también han demostrado un aumento en la densidad mineral ósea y la función endotelial en personas obesas y diabéticas. Al observar los beneficios (protección de la sinapsis y la memoria) que la irisina tenía en ratones a pesar de las “inyecciones” de beta-amiloide, los investigadores decidieron atreverse bloqueando la hormona con un fármaco para observar las consecuencias.

Al observar los beneficios (protección de la sinapsis y la memoria) que la irisina tenía en ratones a pesar de la beta-amiloide aplicada por intravenosa, los investigadores decidieron atreverse bloqueando la hormona con un fármaco para observar las consecuencias.

Haber anulado la acción de la irisina hizo retroceder la memoria de los ratones, que en las pruebas mostraron el mismo rendimiento que los ratones que no habían practicado ningún deporte.

Una señal de que, mirando la otra cara de la moneda, el aumento de los niveles de irisina en el cerebro podría ser un antídoto contra el deterioro cognitivo, como elemento de prevención o como barrera a un proceso que ya ha comenzado.

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