Dejar el azúcar de golpe, puede no ser tan benéfico para tu salud

La Universidad de Aston en los Estados Unidos, realizó un estudio en el que mostró que el cuerpo no acepta cambios repentinos.

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Azúcar
Foto: Pexels

Hace unos años, se impuso la campaña contra el consumo excesivo de azúcar. Argumentando que si los alimentos azucarados eran eliminados de la dieta durante la etapa infantil, los niños y niñas llevarían una vida sana, libre de enfermedades y obesidad.

No obstante, recientemente la Universidad de Aston en los Estados Unidos, realizó un estudio en el que mostró que este tipo de decisiones radicales no son aceptadas por el cuerpo, y mucho menos en las primeras etapas de desarrollo.

Naturalmente, la molécula de “azúcar”, llamada sacarosa, es el proveedor de energía del cuerpo. Durante la digestión, se procesan en ATP, que es la molécula que activa el cuerpo.

Generalmente, se pueden encontrar en estado natural de plantas y frutos. En principio, tratarlos de esta forma no supondrá ningún riesgo para la salud. El problema comienza cuando el consumo de este tipo de sustancias proviene de alimentos ultra procesados como paletas heladas, dulces, papas fritas: toda la comida chatarra que contienen un alto nivel calórico, superior a lo que el cuerpo necesita, pero es su mismo sabor agradable lo que genera dependencia en los humanos.

Literalmente, están diseñados para saber mejor que los alimentos “naturales”. Debido al mejor sabor del azúcar, los alimentos industriales producidos en masa han perdido muchas de sus características originales, lo que conduce a proporcionar a los consumidores un sabor “mejorado”.

De esta forma, según el informe de la BBC, existe una cierta dependencia del azúcar, que es difícil de superar cuando el patrón de consumo se ha integrado en la vida diaria. Por tanto, el problema no es el azúcar en sí, más bien, tiene que ver con nuestra relación con este tipo de materia.

Cuando entran en contacto con la lengua, las moléculas de azúcar producen una reacción en cadena transitoria y llegan al cerebro, el cual produce inmediatamente dopamina, un neurotransmisor que se utiliza para el placer y la recompensa.

Por tanto, el cerebro entiende este estímulo como algo positivo que debe reproducirse. De forma natural, después de que exponemos a nuestro cerebro a estos químicos, el sistema nervioso comienza a buscar este tipo de alimentos que le causen el mismo placer, es así como en la mayoría de los casos lo encuentra en la chatarra.

Sin embargo, el consumo del azúcar sigue siendo esencial para nuestro cuerpo. Algunas dietas estrictas como la keto, la cual evita en todo momento el consumo del azúcar hasta de las frutas, se ha demostrado que daña directamente en los patrones cognitivos del cerebro. Al igual que entorpece el proceso de pensar y a la vez, puede afectar al corazón ya que se corta tajantemente el consumo de nutrimentos esenciales para el organismo.

Un tema más es que al dejar de un día a otro el consumo del azúcar, el cambio también es repentino en la vida diaria. Por ejemplo, hay quienes se sienten lentos y cansados todo el tiempo y muchas de las veces, es un factor que influye en la ansiedad y la depresión.

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