Aunque, la hipersexualización de las infancias se invisibilizó, normalizó e incluso se legitimó durante años, ahora se comienza a hablar de las graves consecuencias que representa para sus víctimas, incluso Natalie Portman o Millie Bobby Brown han hablado de cómo les afectó.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes de México (SIPINNA) , el “fenómeno de la hipersexualización consiste en la exaltación de los atributos sexuales de una persona por encima de otras cualidades”.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) de Estados Unidos indica que entre las graves consecuencias de la hipersexualización de las infancias se incluye que las niñas y mujeres sufran ansiedad por su apariencia, sentimientos de vergüenza, trastornos alimenticios y depresión.
Por su parte, los estereotipos hipersexualizados dañan a los niños porque ven cómo se representa su cuerpo en relación con las niñas e interiorizan la noción de que el éxito y el atractivo están ligados al dominio, el poder y la agresión, lo que los puede llevar a violentar al género femenino.
“Los anuncios publicitarios pueden establecer el indicador de lo que una cultura considera normal. Cuando los medios de comunicación refuerzan las dinámicas de poder que degradan y perjudican a las mujeres y hacen que la violencia de género parezca trivial, se reduce la probabilidad de que se denuncien los actos de violencia contra las niñas y las mujeres, especialmente los actos de violencia sexual”, señala la institución estadounidense.
El SIPINNA señala que las consecuencias de la hipersexualización de las infancias también incluyen que los niños y las niñas crezcan pensando erróneamente que el éxito personal y social está vinculado únicamente a la imagen y la mirada de otras personas.
Así, los infantes ven sesgada la autonomía a su desarrollo personal y desdibujan fronteras entre las etapas vitales de su crecimiento, “además de suponer la imposición de una sexualidad adulta que no corresponde a su edad”. Ellos buscan expresarse y vestirse como adultos para recibir atención.
Es por todo lo anterior, y más, que las personas adultas y los medios de comunicación debemos luchar para erradicar la hipersexualización de las infancias.
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