La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que afecta el lenguaje escrito. Al igual que la disfasia (lenguaje oral), la dispraxia (coordinación de gestos) o el déficit de atención, la dislexia afecta a determinadas funciones cognitivas sin alterar globalmente la inteligencia o la psique de las personas que lo padecen.
Por lo tanto, los maestros y los padres a menudo se sienten perplejos por la brecha de desempeño entre las habilidades de los jóvenes involucrados en muchas áreas y sus dificultades específicas para leer o escribir.
Estas dificultades pueden presentar diversos grados de gravedad. Mientras que algunos niños logran superar sus problemas de aprendizaje, otros tienen graves dificultades hasta la edad adulta, a veces incluso, después de una reeducación prolongada. La mayoría de los disléxicos severos ven su educación interrumpida por su trastorno.
Así es el Trastorno con Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, el comportamiento más común en niños y adolescentes.https://t.co/ZPRy95nRmf
— ViBE TV (@ViBETVmx) July 28, 2021
Ciertamente tienen problemas con la escritura y, en particular, con el ejercicio del dictado, pero también les cuesta leer un enunciado matemático o comprender un texto de historia. Aquellos que tienen éxito en la educación superior han logrado compensar su trastorno, ya sea con la ayuda de la rehabilitación o con un rendimiento superior en las materias menos afectadas.
Disléxicos desarrollan otras habilidades
Estos jóvenes adultos tienen una relación única con la palabra escrita que se ha construido, a pesar de ellos mismos, a partir de su experiencia de fracaso escolar. Recurren a la evasión para no encontrar las situaciones que les ponen en dificultades: no tomar notas en una reunión, no tener que escribir un correo electrónico, y siempre preferirán el lenguaje oral sobre el escrito.
Pueden así desarrollar capacidades originales de memorización o compensación. Sin embargo, no escaparán de las miradas negativas que se dirigen a todos aquellos que tienen dificultades con la ortografía. Los juicios de valor sobre la persona que escribe con demasiados errores son paralizantes.
Es un hecho cultural que la ortografía define a quien lo maneja; los escritos reflejan la calidad del remitente y demuestran el respeto mostrado hacia el destinatario. Los estudiantes disléxicos experimentan estos juicios de valor todo el tiempo.
A lo largo de su escolarización se enfrentaron a etiquetas negativas, ya sea por parte de los profesores, compañeros o de los mismos padres. Estos comentarios despectivos perjudican gravemente la autoestima de los jóvenes, pero también impactan en su relación con los demás.
#Hoy es el #DíaInternacionalDeLaDislexia, trastorno de #aprendizaje de origen neurobiológico q afecta a la población escolar. 1 de cada 10 #Argentinos la sufre. El 60% de #chicos con #Dislexia tiene antecedentes familiares. #Salud #educacion #informate: https://t.co/U2wagUHKv4 pic.twitter.com/tNVnJlqlMh
— Dr. Sergio Zimmer (@DocSergioZeta) November 8, 2019
El disléxico no es nulo ni irrespetuoso
Tienen cualidades enmascaradas por su dificultad para escribir y, por el contrario, se esfuerzan más que los demás, ya sea en la escuela o en el trabajo. Tienen habilidades en otros lugares y, a menudo, trabajan más duro que otros para lograr resultados idénticos debido a lo que los expertos llaman “sobrecarga cognitiva”.
Te recomendamos:
Alertan a México y Centroamérica por brote de peste porcina africana
Unicef insta a reabrir escuelas siguiendo medidas sanitarias
En 2020, COVID-19 fue la principal causa de muerte en hombre y la tercera en mujeres: Inegi