Un gran número de mujeres tiene poco o ningún acceso a la protección menstrual como toallas sanitarias o tampones. Una precariedad invisible que repercute en su salud y sus oportunidades en la sociedad en la que surgen algunas acciones militantes y gubernamentales.
Cinco días al mes de 13 a 51 años, es decir, unos 500 ciclos menstruales repartidos en 38 años. Esta es, en promedio, la experiencia de la mitad de la población mundial con útero, de los cuales casi 2 mil millones están en edad de menstruación.
Un gran número de estas personas, al menos 500 millones en todo el mundo, según una estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 2015, viven en la precariedad menstrual, lo que es igual a que tienen poco o ningún acceso a la protección periódica.
Estudiantes, personas sin hogar y presas
En muchos de estos países las mujeres, víctimas de no tener acceso a una menstruación digna, son las mujeres sin hogar, las personas precarias y las estudiantes las que se ven afectadas por la inseguridad menstrual.
Al igual que las presas que no siempre cuentan con la protección suficiente en el que tener toallas sanitarias o tampones, es más visto como un lujo que como una necesidad. Muchas de ellas han tenido que recurrir a la fabricación de alternativas como: vasos menstruales hechos con botellas de plástico.
Infecciones, abandono escolar y estigma
La inseguridad menstrual no sólo provoca malestar, sino que también plantea problemas de salud como picazón e infecciones que pueden ser graves, así como un riesgo de shock tóxico si se usan ciertas protecciones por mucho tiempo, llevando a la víctima a la muerte.
Impuestos más bajos y distribuciones gratuitas
Hace dos años, el gobierno indio retiró todos los impuestos sobre el IVA de estos productos tras una larga campaña de la sociedad civil. En los últimos meses, las toallas sanitarias han entrado en la lista de bienes de primera necesidad, que deben estar fácilmente disponibles en las farmacias y a precios regulados.
En Francia, el IVA sobre la protección periódica se redujo del 20% al 5.5% en 2016. Este otoño, el gobierno lanzó un experimento destinado a distribuir protección higiénica gratuita a estudiantes, reclusas, mujeres precarias y personas sin hogar.
Otras regiones como Inglaterra, Colombia, Seúl en Corea del Sur y Columbia Británica en Canadá ya brindan protección menstrual de forma gratuita en escuelas y universidades.
No obstante, Escocia es la región que actualmente está avanzando más en la lucha contra la inseguridad menstrual. A finales de noviembre, su parlamento adoptó por unanimidad una ley para hacer que las protecciones higiénicas sean gratuitas para todas las mujeres, distribuyéndolas en edificios públicos.
En México, durante el mes de octubre se realizó una campaña en el que todo tipo de mujeres participaron en las redes sociales con el hashtag #MiReglaMisReglas en el que pidieron acceso a una menstruación digna en el que los productos deberían de ser gratuitos, haciendo especial énfasis en que la regla no es un privilegio.
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