De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), algunas de las palabras más buscadas al inicio de la emergencia sanitaria, hace poco más de un año, fueron pandemia, cuarentena, confinar, epidemia y virus.
El acceso inmediato a información que ofrecen los medios digitales, así como las noticias que se difunden a través de redes sociales, y la información falsa que constantemente se genera, son factores que, en medio de la pandemia por COVID-19 han ocasionado afectaciones a la salud mental de las personas.
Antes el gran problema con el que había que lidiar era la escasez de información.
Ahora nos enfrentamos a su opuesto: el exceso informativo.
De ahí la importancia de miradas especializadas que ayuden a destacar lo valioso/importante del ruido.
— Federico Kukso (@fedkukso) May 18, 2021
Exceso de información ocasiona ansiedad y depresión
De acuerdo con The Conversation, aunque el tener acceso a información sobre algún tema en específico puede brindar una sensación positiva de control ante una situación, cuando esto se hace en exceso puede generar problemas como depresión o ansiedad.
Esto aplica en cualquier evento estresante que se presente en la cotidianidad, pues al tener incertidumbre se recurre a hacer búsquedas de manera repetitiva, exponerse a información que puede no ser fiable, o que presenta solo la parte negativa sobre el tema que causa tensión.
Exceso de información que incluye información tanto falsa como engañosa en entornos digitales y físicos.
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— Chequeado (@Chequeado) May 24, 2021
Pandemia y lluvia de información
Esto se ha vislumbrado claramente frente a la pandemia, pues un bombardeo excesivo de información acerca de este tema, la que con frecuencia se centraba en los aspectos preocupantes, aumentó la incertidumbre, preocupación y miedo de algunas personas.
Según la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, lo mismo ha ocurrido en los últimos meses frente a las vacunas contra COVID-19, pues la lluvia de información sobre esto suele traer miedo y rechazo, así como aumentar los niveles de ansiedad y depresión.
“La vacuna nuevamente dispara las incertidumbres. Existe una angustia de si voy o no a ser priorizado, cuál vacuna me van a poner, si voy a tener efectos secundarios, incluso si voy a llegar a ser vacunado. Hay un grupo de personas muy escépticas que están asustadas porque no saben en qué creer”, resaltó Para González, profesora de la citada universidad.
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