A pesar de los esfuerzos realizados, el ritmo de hundimiento de la Ciudad de México ha sido constante desde hace 70 años por lo que las consecuencias ya son prácticamente irreversibles, asegura un estudio publicado en Advancing Earth and Spaces Sciences.
De acuerdo con el trabajo, a pesar de que desde 1950 se dejó la perforación de aguas subterráneas para reducir la velocidad de hundimiento, ésta mantiene los niveles que se registraron en dicha época.
Esto provoca que, al secarse el lago en el que se asienta la Ciudad de México, las capas de arcilla que la sostienen se compriman y agrieten, lo cual pone en riesgo la infraestructura de la ciudad y el acceso a agua potable a millones de personas.
La Ciudad de México se está hundiendo a una velocidad mayor a la esperada. Esto afecta a la infraestructura, Metro incluido.
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— Paola Rojas (@PaolaRojas) May 4, 2021
La primera vez que se detectó el hundimiento fue a principios del siglo XX, cuando se determinó que la ciudad se hunde ocho centímetros por año. Para 1958, la cifra aumentó a 29 centímetros por lo que se decidió limitar la cantidad de agua que se extrae de los pozos subterráneos de la ciudad y que representa el 70% de la que se distribuye.
Pese a ello, y aunque la tasa de hundimiento se redujo a nueve centímetros, la cifra nuevamente llegó a los 40 centímetros por años.
“Incluso si se elevaran los niveles de agua, no hay esperanza de recuperar la gran mayoría de la elevación perdida y la capacidad de almacenamiento perdida del acuitardo (región que restringe el flujo de agua subterránea de un acuífero a otro”, declaró Eddie Bromhead, uno de los autores del estudio, investigador de la Universidad de Kingston en Londres.
Las estimaciones de los expertos arrojan que las láminas de arcilla se comprimirán en un 30% en los próximos 50 años (actualmente reporta 17%), lo cual aumenta el riesgo de fracturación intensa de la superficie, contaminación de los pozos subterráneos y vuelve más vulnerable la infraestructura.
“Si pones edificios en ese tipo de terreno y usas cimientos poco profundos, el suelo se compacta. Esto además de sacar el agua es la razón por la que la Ciudad de México es un desastre”, agregó Bromhead.
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