Como si se tratara de una enfermedad, las mal llamadas “terapias de conversión” se definen como prácticas que tienen el fin de “curar” la identidad de género, la orientación sexual o la expresión de género de cualquier que no sea heterosexual.
Estas “terapias” utilizan diversas técnicas bajo la creencia de que se puede “modificar” a las personas homosexuales, gays o bisexuales y evitar que las personas trans realicen la transición, la detengan o la reviertan. Las “terapias” también sirven para obligar a los individuos a que se coloquen dentro de los estereotipos binarios sociales, explica el Consejo Ejecutivo de ILGA World, que reúne a organizaciones LGBT+.
Históricamente, estas practicas han asegurado que se basan en la ciencia, la psicología e incluso la medicina, lo que se trata de una cortina para poder abusar y experimentar con las personas que las han tomado o han sido obligadas a tomarlas.
¿despenalización del aborto? Solo en la CDMX y en Oaxaca
Solo en 2 estados es ilegal hacer terapias de conversión (incluído terapias de electroshock y violaciones correctivas)
Hay estados donde todavía es legal el matrimonio infantil
— Ophelia Pastrana 🏳️🌈 (@OphCourse) April 12, 2021
En numerosos países se siguen aplicando prácticas espantosas – incluidas “terapias” de electrochoque, internamientos forzados en “clínicas” y “exorcismos”, explica la citada organización, que, además, abunda que estos abusos han empujado a las personas a “vivir vidas de autodesprecio” e incluso al suicidio.
Desde rezos hasta castración química
Otras de las “técnicas” que se realizan en estas supuestas terapias de conversión son la realización de oraciones o rezos en instituciones religiosas, el consumir medicamentos recetados propiamente para desordenes psicológicos o neurológicos, e incluso la castración química, detalla Acción Gay.
Víctor Madrigal-Borloz, experto Independiente de las Naciones Unidas sobre orientación sexual e identidad de género, explica que las estrategias principales de las “terapias de conversión” son: la intervención psicoterapéutica, las prácticas médicas y las intervenciones basadas en la fe.
El especialista, al presentar un informe sobre estos casos ante el Consejo de Derechos Humanos, sentenció que estás prácticas son “inherentemente discriminatorias, crueles, inhumanas y degradantes y que, según el grado de dolor físico o mental infligido a la víctima, pueden equivaler a formas de tortura”.
Las víctimas de las “terapias de conversión” presentan sentimientos de vergüenza, humillación, culpa, repugnancia hacia sí mismos, sensaciones de dolor y sufrimiento, afectaciones en su autoestima e incluso daños permanentes de personalidad, únicamente porque no se respeta ni acepta su orientación e identidad sexual.
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