Mujeres y niñas con discapacidad se enfrentan a violencia agravada

Las mujeres con discapacidad enfrentan una doble discriminación.

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Mujeres con discapacidad enfrentan violencia agravada
Foto: Twitter/@RoxanaPachecoM

La violencia contra las mujeres y las niñas con discapacidad es una cuestión que se ha desatendido y de la que poco se habla, pese a que a nivel mundial el índice de prevalencia de discapacidad femenina es de 19.2%, según datos de ONU Mujeres.

La violencia generalizada contra las mujeres es una realidad y cuando a esta se conjuga la discapacidad, el nivel de vulnerabilidad frente a la violencia aumenta, además de que, en el caso de las mujeres con discapacidad, existen formas especificas de violencia.

Un ejemplo de lo anterior, explica el citado organismo internacional, es que “en el caso de mujeres con discapacidad mental, su falta de noción de la situación durante una agresión sexual y/o su incapacidad para rehusarse pueden ser percibidas como un consentimiento a una relación sexual”.

De acuerdo con esta información, siete de cada 10 mujeres han reportado haber sufrido violencia física o sexual; el 50% de las agresiones fueron en contra de menores de 16 años.

Un estudio de la Asamblea General de las Naciones Unidas señala que uno de los factores que aumenta el riesgo de ser víctima de violencia es el de los prejuicios asociados a la discapacidad, así como el aislamiento y la exclusión de la sociedad.

Ante esto, las mujeres con discapacidad se enfrentan a una doble discriminación, la cual, explica el informe, genera que este grupo, en comparación con los hombres con discapacidad sea más propenso a vivir en la pobreza, percibir salarios inferiores y estar menos representadas en la fuerza de trabajo.

“En consecuencia, también son más proclives a ser víctimas de la violencia y/o a tener mayores dificultades para salir del ciclo de violencia”, abunda el reporte.

La ONU señala que, además, las mujeres con discapacidad enfrentan obstáculos para acceder a una vivienda adecuada, a servicios de salud, educación, formación profesional y empleo.

Sumado a esto, también son más propensas a ser internadas en instituciones y se enfrentan a desigualdades en la contratación, ascensos, acceso a actividades de capacitación y no es común que participen en procesos de tomas de decisiones económicas.

La violencia que padecen en muchas ocasiones es ejercida por quienes les brindan cuidados, tanto en el hogar como en instituciones, por lo que esta puede venir de familiares o de “profesionales” de la salud.

Frente a la situación, es común que la violencia quede oculta, además de que, según lo expuesto por Lakshmi Puri, subsecretaria general de ONU Mujeres, “las mujeres con discapacidad pueden además sufrir de un ‘síndrome de dependencia’; es decir, que son renuentes a denunciar la violencia de género por temor a perder a la persona que las cuida o incluso a volverse más vulnerables frente a esa persona”.

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