Katalin Karikó: la científica húngara detrás de la vacuna contra el coronavirus

Para Katalin Karikó, la aprobación de la vacuna es una validación de 40 años de arduo trabajo y abre la puerta a una nueva generación de medicamentos.

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Creadora de la vacuna de mRNA, Katalin Karikó
Foto: @Uni_Sgezed / Twitter

Durante la epidemia de COVID-19, hemos visto un rápido desarrollo sin precedentes de la vacuna que es en este momento la forma más efectiva de combatir el coronavirus. Este logro científico extremadamente rápido no podría haber sido posible sin la investigación de ARNm de varios años de la bioquímica nacida en Hungría y exalumna de la Universidad de Szeged, Katalin Karikó.

Karikó creció en Kisújszállás, una pequeña ciudad en el centro-este de Hungría. Su pasión por la naturaleza y la biología se desarrolló desde niña, lo que la llevó a estudiar estos campos más a fondo como estudiante de bioquímica en la Universidad de Szeged, Hungría, en la década de 1970.

Fue allí durante los años de estudios universitarios y de doctorado, cuando centró su atención en la biología molecular y el ARNm, una de las áreas de investigación más novedosas de la época.

Después de terminar su tesis doctoral, Katalin Karikó se convirtió en investigadora en el Instituto de Bioquímica de la Academia de Ciencias de Hungría en Szeged, donde investigó cómo la terapia de ARNm podría combatir los virus, algo que se ha convertido en su principal campo de investigación desde entonces.

El ARNm modificado: el descubrimiento clave

El ácido ribonucleico (ARNm) mensajero es una molécula que transmite información genética que dirige la síntesis de proteínas específicas. Durante la década de 1970, grupos de investigación de todo el mundo comenzaron a estudiar cómo se podría usar ésta en la terapia para combatir una infección viral o cómo podría ayudar al sistema inmunológico a reconocer y destruir el tejido canceroso.

En la década de 1980, Karikó emigró a los Estados Unidos y continuó su investigación de ARNm en la Universidad de Pensilvania (UPenn), donde conoció a su socio de investigación, quien sería su compañero durante mucho tiempo, el respetado inmunólogo Drew Weissman.

En ese momento, los científicos habían logrado crear su propio ARNm, sin embargo, surgió un nuevo problema, ya que el ácido ribonucleico sintético desencadenó una reacción inflamatoria muy grave que hizo imposible su uso en terapia humana. Este fue un problema grave y fueron Karikó y Weisman quienes finalmente encontraron la solución que hizo avanzar el tratamiento del ARNm.

Descubrieron que la clave para crear una forma de ARNm que no genere una respuesta inflamatoria era identificar cuál de los cuatro bloques de construcción de éste, llamados nucleósidos, estaban provocando el sistema inmunológico y reemplazarlos con otra cosa.

Hicieron sus experimentos, basados ​​en este nuevo enfoque, y cuando a los ratones se les inyectó este ARNm modificado, vivieron, lo que significaba que podría usarse en vacunas y terapias.

Vacuna contra el coronavirus basada en ARNm

En 2005, Karikó y Weisman publicaron su descubrimiento, pero recibió poca atención en ese momento, sin embargo, algunos científicos prestaron atención.

Derrick Rossi, un investigador postdoctoral entonces en la Universidad de Stanford, leyó su artículo y en 2010 cofundó la empresa de biotecnología Moderna con el objetivo de producir vacunas y medicamentos basados ​​en ARNm.

Cuando estalló la pandemia de coronavirus, Moderna fue uno de los primeros en comenzar a desarrollar una vacuna de ARNm y ahora es uno de los proveedores de vacunas más grandes del mundo.

Karikó y Weissman también lograron comercializar sus hallazgos, otorgando licencias de su tecnología a una pequeña empresa alemana llamada BioNTech que se ha asociado con Pfizer.

En noviembre de 2020, Pfizer y BioNTech hicieron historia al anunciar que su vacuna contra el coronavirus tenía una efectividad superior al 90%. Era la primera vez que alguien encontraba tal evidencia.

Durante la epidemia de COVID-19, las vacunas basadas en ARNm demostraron ser la solución más rápida y efectiva sobre el método más tradicional, pero que requiere mucho tiempo de usar una forma muerta o inactivada del virus para crear una respuesta inmune.

Las vacunas de ARNm no contienen la secuencia genética completa del virus, por lo que son completamente seguras de usar y no causan infección. Tanto la vacuna de Moderna como la de BioNTech mostraron una eficacia del 95% en ensayos clínicos de última etapa.

En la actualidad, Katalin Karikó se desempeña como vicepresidenta senior de BioNTech y jefa de terapias de reemplazo de proteínas de ARN y también es profesora asociada adjunta en la Universidad de Pensilvania. Por su innovador logro científico, recientemente la Universidad de Szeged le otorgó un doctorado honoris causa.

“Nunca dudé que funcionaría. Siempre deseé vivir lo suficiente para ver que se aprobara algo en lo que he trabajado”, dijo Katalin Karikó recientemente a The Guardian.

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