La depresión de fin de año es una condición que es recurrente a nivel mundial debido a que las fechas decembrinas siembran cierta nostalgia en la población, sin embargo con los cambios y el confinamiento obligado por la Pandemia del Covid-19 la depresión de fin de año ha sido mucho más arrasadora.
Esto se debe a que la serotonina, una de las sustancias que provocan la felicidad en el cerebro ha ido disminuyendo sus niveles en los cerebros de las personas debido al confinamiento y la falta de luz solar.
Sin embargo, no sólo la química cerebral influye en la depresión de fin de año de las personas pues han habido factores sociales y económicos este año que han sido perjudiciales para millones de personas alrededor del mundo.
De acuerdo con la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM) las consecuencias psicológicas que ha traído la pandemia a la población mexicana ha tenido grandes repercusiones emocionales, se suma que también la población mayormente católica no podrá celebrar las festividades como normalmente se hace.
Esta situación podría desencadenar una mayor tristeza en las familias mexicanas, sin embargo, la población más susceptible a sufrir una depresión más profunda son los que tienen antecedentes de cuadros con algún diagnóstico de enfermedades de la salud mental; también las familias de fallecidos por el virus y los trabajadores del área de salud.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 300 millones de personas que sufren depresión además de 260 millones de personas que también tienen trastornos de ansiedad y menos del 10% de este universo recibe ayuda profesional o tratamientos para tratar sus enfermedades.
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