La epidemia por COVID-19 no sólo ha sido devastadora por las muertes que ha causado también ha habido otros males que se han derivado del confinamiento que se recomendó para evitar la propagación del Coronavirus.
Esta alteración de la rutina ha agravado otros padecimientos en la población mundial como son la depresión y desarrollo de adicciones ya que según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el encierro y la amenaza del desempleo, 81% de personas (de un universo de 5 mil personas que fueron encuestadas) 81% viven con el temor de perder su empleo.
El 34% considera afectada su salud mental y física por no salir de casa y el 63% de los trabajadores ya se vieron afectados por no ver a las personas cercanas o seres queridos.
Además las jornadas de trabajo se han hecho más largas, puesto que 44% de las personas que trabajan desde casa dijeron haber tenido comunicación con sus jefes después del horario laboral.
Durante este encierro aumentó el consumo de sustancias como el alcohol y otras sustancias, pues 12% de las personas encuestadas por la UNAM comenzaron a consumir alcohol, tabaco, drogas, entre otras.
Además de eso, la pandemia dio sentido a muchas de las situaciones violentas que se vivían en los hogares antes de la pandemia, como es la violencia de género, ya que durante el confinamiento se aumentó el número de llamadas de auxilio de parte de mujeres que se sintieron violentadas por pareja o familiares.
De enero a agosto los reportes de violencia de género realizados al número de emergencia nacional 911 aumentó de 122 mil 217 en 2019 a 178 mil 31 en 2020.
Pero también la situación ha hecho que se pierdan consultas médicas, que se suspendan tratamientos lo que ha dado paso a que hay otras enfermedades que han dejado de ser atendidas, ya que el IMSS reportó que dejó de atender al menos 21 millones de consultas de medicina familiar, y que en lo que va del 2020 se dejaron de realizar 346 mil 684 cirugías.
