En medio del remido repunte de COVID-19 un médico demuestra con un video la importancia de tomar la temperatura en la frente y no en la muñeca, ya que los termómetros infrarrojos marcan diferentes niveles dependiendo de qué parte del cuerpo se analiza.
El video que demuestra la importancia de hacer la toma de temperatura en la frente se publicó este miércoles en Twitter, dos días antes de que el Gobierno de la Ciudad de México aumentó las restricciones a establecimientos comerciales por el incremento de hospitalizaciones esta semana.
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Precisamente uno de los requisitos que las autoridades establecieron en su momento para la operación de estos lugares fue establecer filtros sanitarios para medir la temperatura, pero muchas personas comenzaron a quejarse y a negarse a hacerlo en la frente por el supuesto daño que el tecnología infrarroja provoca en el cuerpo (algo completamente falso).
Al margen de la creencia popular que sin importar el lugar de medición de la temperatura el resultado es viable, un médico cirujano demostró que esta idea es falsa y peligrosa porque permitiría el acceso de personas enfermas a lugares públicos.
En el material compartido por Iván Arreola se observa a una paciente con COVID-19 diagnosticado mientras le toman la temperatura en la frente y luego le toman la temperatura en la muñeca.
El video es claro: cuando le toman la temperatura en la frente el dispositivo marca 38º C, el síntoma más importante para identificar el coronavirus y con el que estaría imposibilitada a ir a algún lugar público. En contraste, si la medición se realiza en la muñeca, el termómetro marca 36º C.
Por piedad, dejen de tomar la temperatura en la mano. Paciente con COVID-19 pic.twitter.com/pHyw20phrG
— Dr. Ivan Arriola (@IvanArriola17) November 11, 2020
¿Son peligrosos los termómetros infrarrojos?
En más de una ocasión autoridades mundiales como la OMS o la propia Secretaría de Salud han desmentido varios de los rumores que giran en torno a tomar la temperatura en la frente con un termómetro infrarrojo.
Algunos de los más difundidos hablan sobre un supuesto daño en la visión y secuelas neurológicas, pero todos están basados en el desconocimiento de cómo funciona esta tecnología, más común de lo que se cree.
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