La llamada nueva normalidad nos llevó a trasladar el trabajo a casa, lo que ha incrementado en muchos casos, las horas de jornada laboral, ya sea por falta de organización del trabajador o por exigencia de la empresa. Circunstancias que conllevan a una “cultura laboral tóxica” que trae consecuencias en la productividad.
“Ahí aparece el denominado tecnoestrés, derivado del uso desadaptativo de las nuevas tecnologías. Aunque depende de la situación, también podemos hablar de una tecnofatiga. Cuando se está expuesto a largas horas con exceso de carga laboral”, señala Erika Villavicencio-Ayub, de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Esta situación se da porque el cerebro está acostumbrado y reacciona a ciertos estímulos fiscos. Y al migrarlo a plataformas digitales, trae como consecuencia una serie de configuraciones distintas, por lo que hace un esfuerzo adicional para adaptarse a nuevas interacciones, lo que trae consigo el estrés.
¿Cómo detectar el “tecnoestrés”?
Villavicencio-Ayub señala que los primeros síntomas pueden ser pérdida de cabello, lesiones en la piel y afectaciones en el ciclo del sueño. “Otro trastorno es el consumo excesivo de alimentos”. ¿De ahí el aumento de peso en esta época? Situación que se puede agravar si existen angustia y depresión. Si padeces estas alteraciones, no hay duda tienes “tecnoestrés”.
Recomendaciones
La especialista de la UNAM señala que hay que desconectarse unas hora al día y darse una pausa después de la jornada laboral y no exceder de ella. Por lo que sugiere una legislación laboral que aborde estos puntos, además de reorganizar los equipos productivos para alcanzar un productividad laboral sin tanto desgaste personal.
Sin embargo, también tienen mucho que ver los hábitos de vida que se lleven como persona. “En ese sentido, mi recomendación empieza con el autocuidado. Trabajaremos mejor en la medida que se tengan hábitos saludables, como cuidar la alimentación y seguir rutinas de despertar y dormir bien, acompañados de una buena higiene”, finalizó Villavicencio-Ayub .
