Se suele prestar mayor atención al aire contaminado exterior porque es el más evidente. Autos, tráilers y microbuses tornan nuestro aire gris y con emisiones sumamente dañinas para nuestro aparato respiratorio. Sin embargo, en casa también podemos correr algunos riesgos.
Primero es importante mencionar que la contaminación en interiores se debe principalmente a la extracción de contaminantes dañinos para la salud. Uno de los más importantes es el monóxido del carbono (CO) que proviene principalmente de aparatos que funcionan con petróleo, gas o carbón como la estufa o los calentadores de agua.
Otro contaminante importante es el moho y los hongos que provienen principalmente de la madera. Estos hongos pueden emitir cuerpos microscópicos llamados esporas o sustancias olorosas que pueden ser tóxicas para el ser humano.
Por último y también muy importante es el radón, un gas natural que proviene del suelo y se ha convertido en la segunda causa de cáncer de pulmón.
Cada uno de los contaminantes tiene un efecto diferente en cada persona. No obstante, también depende del tiempo de exposición que estos se presente.
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En el caso del COV que proviene de los hongos puede causar intoxicaciones y en menor medida, algunas alergias. Sin embargo, esta sustancia también puede estar presente en la pintura o algunos insecticidas que pueden generar daños mucho mayores. Por ejemplo, en el caso de las embarazadas, incluso pueden tener abortos espontáneos.
Por ello es importante siempre tener la casa lo más ventilada posible y tener un chequeo frecuente tanto de las sustancias que usamos para limpiar o eliminar olores, como de los aparatos electrónicos.
