¿Cómo cambiar hábitos que te dejan vulnerable ante Covid-19?

Recomendaciones para evitar el daño a tu salud, a través de la experiencia de un especialista

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Malos hábitos
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Los malos hábitos que venimos arrastrando desde antes de iniciar la pandemia, parece que se incrementaron durante el confinamiento y, peor aún, porque a la lista se sumaron otros que también están debilitando nuestro sistema inmunológico frente al nuevo coronavirus.

La idea es sostenida por el nutriólogo Matías Marchetti, especialista en cambios conductuales en la familia y en el deporte, al reafirmar que durante la cuarentena se incrementó de manera significativa la adopción de hábitos cada vez más perjudiciales.

Entre los malos hábitos que mencionó están el aumento en el consumo de alimentos procesados, otros empanizados, el sedentarismo y, por si fuera poco, se incrementó la ingesta de bebidas alcohólicas. Un proceso que nos conduce a la vulnerabilidad ante el virus del SARS-COV-2.

Si a esto añadimos problemas de salud como son la hipertensión, cáncer, diabetes, obesidad, entre otros; con el desarrollo de pésimos hábitos creamos el escenario propicio para sufrir un cuadro grave de Covid-19. Razones suficientes para comenzar a realizar cambios en nuestra vida.

¿Cómo cambiar hábitos?

El nutriólogo Marchetti comparte los siguientes pasos que hay que seguir al pie de la letra, para comenzar a modificar nuestros hábitos negativos, por aquellos que beneficien nuestra salud:

  • Evitar el consumo de alimentos procesados debido a la inflamación crónica que éstos producen en el organismo, por ejemplo los altos en harinas, azúcares añadidos, jarabe de alta fructosa, grasas, sodio, lactosa, conservadores artificiales como el glutamato sódico, así como el alcohol.
  • Necesario realizar ejercicio, controlar la ansiedad y configurar nuestra actitud ante la comida, ya que debemos ser conscientes de cuándo necesitamos comer y cuándo no.
  • Hay que planificar todas las comidas: cada plato debe contener vegetales, porción justa de proteína, carbohidratos y grasas.
  • Adaptar el plato del buen comer de acuerdo con las necesidades personales. Por ejemplo, una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos, o una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos, entre otras.
  • Se produce una sensación de saciedad si la alimentación se basa en una comida real y no ultra procesada
  • Dedicar tiempo a uno mismo, a la familia y olvidarse del estrés