Si existe una fecha imborrable para los mexicanos, esa es la del 19 de septiembre. La historia se repitió dos veces ese día, aunque en diferentes años, ya que sucedieron dos sismos de gran magnitud que dejaron dolor, miedo y angustia entre la población e importantes lecciones y cambios en México.
A tres años del terremoto de 2017 y 35 del ocurrido en 1985, marcamos esta fecha en el calendario y en la memoria colectiva para caer en cuenta cuán devastador puede ser un sismo en nuestro país y lo importante que es estar preparados ante estos sucesos.
“Es una coincidencia tremenda que ocurrieran dos temblores destructivos el mismo día del año. Pero todos los días del año se registra una gran cantidad de sismos, la mayoría pequeños e imperceptibles, y si bien en la memoria tenemos presente el del 19, fue más destructivo el del 7 de septiembre de 2017”, comenta Arturo Iglesias Mendoza, especialista del Departamento de Sismología de la UNAM.
En memoria de las víctimas de los terremotos del #19S de 1985 y 2017.
De parte de SkyAlert, nuestro corazón y esfuerzo lo dedicamos para tener una sociedad preparada. pic.twitter.com/22tYNcUHou
— SkyAlert (@SkyAlertMx) September 19, 2020
Solidaridad, manos y deseo de rescatar
Transcurrieron 32 años de aquel terremoto que afectó severamente al entonces Distrito Federal. Eran las 13:14 horas del 19 de septiembre, pero de 2017, cuando justamente el día en que se efectuaba un simulacro en la capital mexicana se registró un sismo de magnitud 7.1, originado en Chiautla de Tapia, Puebla.
La solidaridad se hizo presente de inmediato. Los rayos del sol, la lluvia, el frío y el cansancio extremo quedaron de lado y ciudadanos salieron a las calles de manera espontánea en ayuda del prójimo, sin más herramientas que sus manos y el deseo de rescatar al mayor número de personas posible de entre los escombros de las viviendas, edificios públicos y privados.
Debido a estas experiencias, Dora Carreón Freyre, del Centro de Geociencias de la UNAM, destaca que se ha creado mayor conciencia en la población ante la vulnerabilidad física del sitio donde vivimos. “Cada vez las personas de la Ciudad de México son más conscientes de que se extrae demasiada agua, que es una ciudad mucho más poblada, se está construyendo donde no debería”, asegura.
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¿Podemos esperar un gran sismo?
La respuesta es sí, enfatizan los expertos. ¿Cuándo? Nadie lo sabe, pero podría originarse en Guerrero o Michoacán, como el sismo de 1985, del sureste de Acapulco, donde provino el que ocasionó la caída del Ángel de la Independencia, de Chiapas, Jalisco o Baja California, por lo que siempre es necesario estar preparados.
Sin embargo, si bien se ha comentado la posibilidad de que se suscite un gran sismo en la zona de la Brecha de Guerrero, -pues desde 1911 no ha ocurrido un movimiento de tal magnitud-, hay estudios que explican el por qué no se ha presentado, comenta Iglesias Mendoza, quien pide a la población estar bien informada sobre el tema, pero sin alarmarse.