¿Los vestidos blancos de novia siempre fueron así? Las costumbres están tan bien estereotipadas en nuestras mentes que no hacemos el esfuerzo por cuestionarlas, la tradición de casarte vestida de blanco ni siquiera tiene qué ver con el concepto de pureza relacionada con la cosmovisión cristiana de lo que es bueno o malo del cuerpo de una mujer, o ese penoso escrutinio sobre la valuación de las mujeres a partir de su virginidad.
Así que no, los vestidos blancos de novia más bien tienen una historia de amor detrás lejos de estos issues que la cultura occidental y patriarcal que nos enseñaron en historias, películas y otros medios de que los vestidos blancos eran señal de que llegabas virgen al matrimonio.
El verdadero origen de usar los vestidos blancos es herencia de la realeza, popularizado por la Reina Victoria de Inglaterra cuando vistió el primer vestido blanco de novia en su boda con el Príncipe Alberto en 1840, antes de eso los vestidos podían ser de colores, lo que en ese momento importaba eran las joyas que se mostraban símbolo de la riqueza de la familia de la que provenían.
Pero la Reina Victoria eligió un vestido blanco de encajes para demostrar que no era la riqueza la que estaba uniéndola en matrimonio con el Príncipe Alberto, era puro amor, por lo que se mostró sin joyas y eso encantó a todo el mundo, pronto los titulares de prensa se refirieron a ella como una criatura que irradiaba pureza y sencillez.
Fue entonces que este atuendo se hizo popular no sólo para las mujeres de la realeza, esta tendencia nos acompaña mucho tiempo después y se popularizó y reforzó por las imágenes e historias de las historias de Hollywood, además de las bodas más faranduleras y exitosas de la realeza como fue la boda real de la Princesa Diana.
También te puede interesar:
Piden renovar métodos anticonceptivos para mujeres