Cada emoción tiene un propósito y permanecerá inscrita en nosotros hasta que la entendamos. Las emociones son principalmente el resultado de nuestras interpretaciones de los eventos, más que los eventos mismos. La inteligencia emocional es clave para vivir mejor con los demás y con uno mismo, es una auténtica habilidad que nos permite comprender y gestionar nuestros miedos, nuestras angustias, nuestros enfados y por tanto, nuestro éxito social en la vida diaria.
¿Qué es una emoción?
Para comprender completamente qué es la inteligencia emocional, primero debemos comenzar por comprender de qué está hecha una emoción. La emoción es desencadenada por algo. Es el encuentro entre una persona y una situación.
Es la forma en que evaluamos la situación lo que desencadena tal o cual emoción. La emoción se manifiesta a través de 5 componentes: sensaciones físicas, conductas, pensamientos, fisiología y experiencia subjetiva.
Si se toma de ejemplo el miedo sería algo así:
- Sensaciones físicas: cuerpo y voz temblorosos.
- Comportamientos: huida o protección.
- Pensamientos: buscan elementos que confirmen que hay peligro y qué tipo de peligro es.
- Fisiología: aceleración de la frecuencia respiratoria y cardíaca.
- Experiencia subjetiva: te permite poner tu miedo en palabras, para expresarlo.
Las emociones nos ayudan a saber si la experiencia que estamos viviendo es agradable o desagradable, segura o peligrosa, para orientarnos en nuestros comportamientos y nuestras elecciones inmediatas; por lo tanto, es una reacción natural y útil ante una situación inesperada.
¿Qué es la inteligencia emocional?
El término “inteligencia emocional” fue introducido por primera vez en 1990 por Peter Salovey y John Meyer, dos académicos estadounidenses, especialistas en psicología. La definen como “la capacidad de percibir la emoción, de integrar para facilitar el pensamiento, de comprender las emociones y de controlarlas para promover el crecimiento personal”.
Las emociones son parte integral de nuestro bienestar, por lo que la inteligencia emocional tiene como objetivo incrementarlo y por ende aumentar nuestro rendimiento. Hay que conseguir transformar la debilidad que una emoción puede proporcionar en una fortaleza, una aliada en la vida cotidiana. Según el modelo de actuación de Mayer y Salovey, ésta se puede definir en 4 habilidades:
- Capacidad de percibir, identificar y expresar emociones en uno mismo y en los demás: se trata de no rechazar las propias emociones sino al contrario, de admitirlas, de tomar conciencia de lo que sucede en nosotros, de lo que nos dice nuestro cuerpo para ser capaz de ponerle palabras.
- Capacidad para comprender y analizar las emociones: para ello es necesario restituir la emoción en su contexto y descubrir cuál es su desencadenante. También es importante comprender que las emociones evolucionan con el tiempo, pueden volverse cada vez más intensas si se permite que persistan.
- Habilidad de usar las emociones para facilitar el desempeño: esta habilidad consiste en hacer de la emoción un aliado. Permite activar voluntariamente una emoción para facilitar una tarea o aumentar un impacto deseado, como tomar toda la energía que surge de una emoción negativa como la ira y utilizarla para realizar una acción beneficiosa que requiere energía como el deporte. Esta capacidad se utiliza para cultivar el deseo, el espíritu, para asumir nuevos desafíos.
- Capacidad de regular las emociones para desarrollar el bienestar: esto permite modificar la duración o la intensidad de una emoción. Hay varias soluciones para esto, como tener una acción sobre el desencadenante de la emoción, no rumiar o incluso centrar la atención deliberadamente en otra cosa.
Mejora tu inteligencia emocional
Si bien la inteligencia emocional es innata en algunas personas, no te asustes, también se puede aprender y mejorar en cualquier momento de tu vida. Hay 4 pasos que pueden aumentar su cociente emocional:
- Obtener feedback: este primer paso consiste en intentar comprender lo que están pasando los que te rodean (personal o profesionalmente) preguntándoles sobre sus emociones, sus sentimientos ante una situación.
- Verbalizar las necesidades: este paso le permite aprender a expresar sus propias necesidades y comprender las necesidades de quienes lo rodean. Al cuestionarte a ti mismo o al cuestionar al otro, el objetivo es comprender la necesidad que se esconde detrás de la emoción. ¿Estoy enojado porque necesito apoyo? Si no estás acostumbrada a cuestionar tus emociones, vincula tus sentimientos con las emociones básicas: ira, tristeza, alegría. Poco a poco aprenderás a afinar tus sentimientos.
- No te dejes manipular por tus emociones: ante una situación o una persona, nunca adoptamos una mirada neutra. Las emociones son filtros de la realidad. Cuando sentimos una emoción positiva, tendemos a ver todo de manera favorable y, por el contrario, ante una emoción negativa sólo vemos los defectos y los aspectos negativos. Por lo tanto, es importante poder dar un paso atrás de tus emociones.
- Asume toda la responsabilidad de tus emociones: expresar tus necesidades y emociones es sin duda fundamental en el desarrollo de la inteligencia emocional, pero es importante tener en cuenta que los demás no necesariamente están en el mismo estado de ánimo que nosotros. Si la persona de enfrente no quiere o no puede responder favorablemente a nuestra necesidad, debemos aprender a satisfacer nuestra necesidad por nosotros mismos o ir más allá de ésta.
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