Sor Juana Inés de la Cruz nació en San Miguel de Nepantla en el Estado de México un 12 de noviembre de 1651; la escritora mexicana llegó al mundo bajo el nombre de Juana Inés de Asbaje y Ramírez y desde muy pequeña mostró ser una niña prodigio cuando a la edad de tres año ya sabía leer y escribir; no obstante, fue hasta los ocho años que escribió su primera loa.
En 1959 se mudó con su familia a la capital de México en donde se le reconoció por su enorme talento; a los 14 años fue dama de honor de Leonor Carreto, quien se convirtió en la esposa de Antonio Sebastián de Toledo, el virrey en aquel entonces de la Nueva España.
Gracias a su erudición, su inteligencia y su gran habilidad para escribir versos, Sor Juana Inés de la Cruz fue apadrinada por los marqueses de Mancera, haciendo que su nombre brillara en la corte virreinal.
#HoyCultura honra la memoria de una de las cúspides de nuestra literatura, #SorJuanaInesDeLaCruz,
en el 373 aniversario de su nacimiento. ✒️ pic.twitter.com/dRS5sICik8— Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (@CulturaCiudadMx) November 12, 2021
A pesar de su reputación, en 1667 ingresó al Convento de las Carmelitas Descalzas de México y permaneció allí cuatro meses ya que tuvo que abandonarlo por problemas de salud.
Un par de años después, ingresó al monasterio de la Orden de San Jerónimo, pero en esta ocasión de forma definitiva. Dadas sus pocas misiones religiosas, parece que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió los monasterios antes del matrimonio para seguir disfrutando de su afición intelectual.
“Vivir sola… no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”
La escritora mexicana es considerada una de las mayores influencias del barroco español que se pueden observar en su producción lírica y dramática. A pesar de que en esa época no era bien visto que una mujer mostrara su curiosidad intelectual, pero sobre todo, su independencia de pensamiento.
Sor Juana Inés de la Cruz y su poesía
La gran originalidad y creatividad de la décima musa, como también es conocida, le ha permitido trascender cualquier escuela o tendencia en particular. Desde niña demostró un alto grado de sensibilidad artística y un deseo incansable por el conocimiento.
Con el tiempo, comenzó a embarcarse en aventuras intelectuales y artísticas a través de la teología, la filosofía, la astronomía, la pintura, las humanidades y claro está, la literatura.
Lo que la convertirá en uno de los personajes más complejos y singulares de la literatura latinoamericana. En los poemas de Sor Juana Inés de la Cruz encontramos un gran número de blasfemias elocuentes (redondillas, endechas, liras y sonetos), de las que destacan las obras de temática amorosa, como: “Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba” y “Detente, sombra de mi bien esquivo”. En “Rosa divina que en gentil cultura”.
Hoy se cumplen 373 años del nacimiento de sor Juana Inés de la Cruz, de cuya mano salieron estos versos:
«Con el dolor de la mortal herida
de un agravio de amor, me lamentaba;
y, por ver si la muerte se llegaba,
procuraba que fuese más crecida».¿Conocen más? pic.twitter.com/V3wxCd1poD
— RAE (@RAEinforma) November 12, 2021
Su muerte se dió mientras ayudaba a sus compañeras enfermeras durante la epidemia del cólera que llegó a México en 1965. Sus obras se lograron publicar en España en tres volúmenes: Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la Cruz (1689), Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras póstumas del Fénix de México (1700); agregando la biografía jesuita de P. Calleja.
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