“La lengua no se relaciona necesariamente con el machismo”, es una de las opiniones de Concepción Company, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La experta, en entrevista con Gaceta UNAM, señala que el lenguaje inclusivo se ha convertido en una herramienta del movimiento feminista, pero señala que está restringido a ese ámbito y al político, pero “no refleja la lengua española cotidiana.”
Explica que aunque en algunos sustantivos se pueden expresar los dos géneros, aplicar esa regla en el lenguaje oral y escrito es, además de artificial, ajeno al funcionamiento de los patrones estructurales de la lengua española.
Pequeños cambios que pueden provocar grandes avances, ¡empecemos por el lenguaje inclusivo!#CSIFPorLaIgualdad #PorTiContigo pic.twitter.com/RoGQSB5uf7
— CSIF Madrid Igualdad y Responsabilidad Social (@IgualdadCsifmad) August 3, 2021
“Economía del lenguaje”
Company asegura que, aunque el lenguaje es simbólico, no refleja si una sociedad es machista o no, sino que más bien se trata de una “economía del lenguaje” con el fin de simplificar la lengua, es decir, de evitar decir “las y los”, y suplirlo solo por “los”, que señala, puede englobar a ambos géneros.
“En cuanto a la lengua española, tiene género masculino, género femenino y género neutro, lo cual es una rareza, pero eso no significa que la sociedad mexicana no padezca igualmente un machismo que asusta y que se manifiesta mediante los feminicidios de todos los días, la sordera de los políticos frente a las demandas de las mujeres y la exclusión y discriminación de éstas en los espacios sociales, laborales, oficiales”, mencionó.
Lenguaje inclusivo posicionamiento político
En contraste, Hortensia Moreno, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, resalta que el lenguaje sí refleja machismos, prejuicios, estereotipos sociales, valores y autoritarismos.
Destaca que el lenguaje inclusivo es un posicionamiento político, no un problema lingüístico, el cual busca llamar la atención “sobre la situación de violencia, exclusión y desigualdad que vivimos la mayoría de las mujeres”.
La especialista apunta que se trata de “una pequeña insurrección con una cualidad altisonante”, la cual no tiene que ser bonita ni aceptada por la Real Academia Española, ni se pretende que en algún momento todos los humanos lo hablemos, sino que “marca un descontento, una incomodidad social cada vez más extendida”.
Con información de Gaceta UNAM
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