¿Es real el empoderamiento a través de la hipersexualización?

La hipersexualización se centra en el cuerpo y deja de lado otras cualidades.

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¿Es real el empoderamiento a través de la hipersexualización?
Foto: Unsplash

La hipersexualización se refiere a la exaltación sexual del cuerpo de una persona, priorizándolo sobre otras cualidades interiores, las cuales se hacen de lado o se ponen en un plano inferior, por lo que este fenómeno propicia la cosificación.

Las mujeres, apunta el sitio Mujeres en Lucha, han sido sobrecargadas sexualmente a través de la imposición de las industrias de la moda, la estética o el calzado, que en línea con el sistema patriarcal contribuyeron a que se impusiera un modo de lucir en el que los atributos sexuales resaltaran.

Tops, faldas cortas, ropa ajustada, maquillaje, entre otros productos y vestimentas se han vuelto parte común de muchos guardarropas, sin embargo, con poca frecuencia nos preguntamos si esto es una elección libre, si empodera, o si se trata de la normalización de la hipersexualización.

Cosificación de la mujer

La investigación “¿Empoderamiento o subyugación de la mujer? Experiencias de cosificación sexual interpersonal”, de Gemma Sáez, Inmaculada Valor-Segura y Francisca Expósito, detalla que la cosificación es la reducción de la mujer a su cuerpo o partes de este.

Apunta que la preocupación por el cuerpo y la imagen ha sido algo estrechamente vinculado con la vida de las mujeres, pues se explica que su apariencia, su juventud y su belleza, se marcaron como determinantes para definir su valor, pues al estar presentes se relacionaban de manera positiva con la percepción de fertilidad y por ende la convertían en un “objeto de deseo” para los hombres.

Es así que las imágenes de mujeres en ropa corta o ajustada rodeadas de varones que hemos visto seguramente en diversas plataformas se nos han vendido como el éxito, como si la mujer que está en medio de ellos fuera un símbolo de empoderamiento, pero ¿en realidad es así?

Hemos hecho nuestra la idea de que lucir de cierta forma, acorde con determinados estándares, modelos o cánones, es una elección libre que nos empodera, que se trata de una cuestión por y para nosotras, pero no nos hemos cuestionado si la incómoda falda o los tacones altísimos que apenas y permiten que nos movamos son en realidad parte una romantización de la hipersexualización.

Algo similar se puede observar en plataformas como Only Fans, en donde los cuerpos de las mujeres siguen siendo comercializados, pero el discurso de empoderamiento que acomoda, en ese caso, perfectamente al patriarcado, es aceptado y se le califica como una opción que las chicas han elegido de forma libre para vivir, señalando que son ellas quienes tienen el control.

En el debate “¿Estamos en una sociedad hipersexualizada?”, Elena de la Vara sentencia que dicha red es “otra forma más de explotar a las mujeres a través de la pornografía y la tecnología”, pues no es la creadora quien decide el contenido, sino que ofrece lo que se está pidiendo.

Lo cierto es que no se trata de imposiciones, ni en el caso de qué vestir, ni de si maquillarse o decidir usar tacones, sino más bien de dejar de normalizar la hipersexualización y ser conscientes de porqué lo hacemos y de qué es lo que nos motiva.

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