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5 obras para recordar a Leonora Carrington

La pintura surrealista nacida en Reino Unido y naturalizada mexicana, plasmó su amor al arte en prosas, cuadros y esculturas.

Leonora Carrington
Foto: @cultura_mx / Twitter

Un día como hoy, pero de 1917, el mundo estaba recibiendo a una de las pintoras surrealistas más importantes que México tendría: Leonora Carrington, quien nació en Cleyton Green, Reino Unido. No solamente plasmó su arte en pinturas sino también en prosas y esculturas, algunas de ellas las podemos encontrar sobre una de las avenidas más importantes de la Ciudad de México, en Paseo de la Reforma.

Lo que ha hecho especial a Leonora Carrington del resto de artistas es su fascinación por la magia, el ocultismo y folklore, de acuerdo con la descripción del Museo de Arte Moderno de Nueva York, la pintora creó un panteón de temas que transmiten su interés en lo sagrado, uno que no tiene ningún tipo de vinculo a una religión o cultura específica, y su presencia en los rincones íntimos de nuestras psiques.

André Breton sintió un gran interés por la joven inglesa que se encontraba internada en un hospital psiquiátrico de Santander, España, debido a una desestabilización que sufrió cuando su pareja de aquel entonces, Max Ernst, fue internado en un campo de Les Miles. Tras esto, surgió su obra autobiográfica En Bas, que plasmó a la perfección la histeria, la locura y otras alteraciones mentales. Fue así como Breton la vio como “la bruja que regresaba del inframundo”.

En 1942 llegó a México después de haberse refugiado en la embajada de nuestro país en Lisboa; su primer esposo, el mexicano Renato Leduc, se encargó de ayudarla a emigrar tras haber escapado del hospital en España, después de eso, Leonora se convirtió en un nuevo enfoque en México.

Obras de Leonora Carrington

  • Autorretrato (1937)

Vestida con pantalón de montar blanco, botas victorianas y chaqueta verde; luciendo un cabello alborotado, acompañada de una hiena, aparece sentada en un sillón azul en la habitación. Hay dos caballos en la habitación. Uno parecía pintado en la pared, mientras que el otro miraba el paisaje a través de la ventana. Esta extraña situación parece provenir directamente de la historia que Carrington escribió en ese momento.

  • Retrato de Max Ernst (1939)

Con un significado que podría ser ambiguo: el caballo puede llevar a Ernst hacia adelante, o realmente ser un prisionero de la artista. Esta pintura captura parte de la ambivalencia entre ellos en ese momento, que terminó con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Ernst fue arrestado por la Gestapo, aunque logró escapar a Estados Unidos.

  • El mundo mágico de los mayas (1963)

Como parte del proyecto del Museo Nacional de Antropología de México, Leonora Carrington creó el mural “El Mundo Mágico de los Mayas” en el que interpreta la cosmovisión de los pueblos tzotziles y tzeltales en las montañas de Chiapas, México.

  • Green Tea (1942)

A la edad de tres años, la familia de Leonora se mudó a Crookhey Hall, un castillo neogótico que se rodeaba de inmensos jardines y bosques; Carrington inmortalizó su hogar en esta obra.

  • El Juglar (1954)

Es una de las obras más reconocidas de Carrington, un paisaje de ensueño de caballos, criaturas imaginarias, motivos ocultistas y referencias autobiográficas. Se la asocia con mayor frecuencia con la artista española y compañera surrealista Remedios Varo, con quien tenía estrechos vínculos.

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