El presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), Oscar Rosado, afirmó que en materia de educación financiera, los jóvenes deben entender la importancia de llevar una buena gestión con el dinero.
Enfatizó sobre la importancia de que la mujeres logren su libertad financiera.
“Dentro de la familia lo más importante, o lo fundamental, es que se hable con las niñas sobre el tema. Una mujer que no tiene libertad financiera será rehén del patriarcado económico y el control de los varones.
“Si se lo decimos así, conectarán (con la idea). Pero si llegamos con el choro del CAT, ya se acabó. La principal violencia que no deja huellas es la económica”, indicó al anunciar la décimo séptima Semana Nacional de Educación Financiera, “El Camino al Bienestar Financiero”.
“Enfrentar una emergencia puede ser desde un seguro de gastos médicos mayores, (el cual) pueda atender un evento catastrófico de millones de pesos, hasta contar con una quincena (que nos alcance)”, añadió.
Es así que la Condusef ha enfatizado que el diálogo abierto sobre dinero dentro de las familias es crucial para prevenir, inclusive, la violencia económica.
Hablar sobre finanzas no solo ayuda a desmitificar el tema, también empodera a las mujeres para que tomen decisiones informadas sobre sus recursos.
¿Pero qué es la violencia económica?
La violencia económica se define como cualquier acción u omisión que impide a una persona gestionar sus recursos financieros de manera autónoma.
Según la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, esto incluye limitaciones en el acceso a ingresos, control sobre gastos y manipulación financiera por parte de un agresor.
Este tipo de violencia puede manifestarse de diversas maneras, como la exclusión de decisiones financieras, el robo de dinero o la vigilancia excesiva sobre cómo se gasta el dinero.
En México, se estima que alrededor de 13.4 millones de mujeres han sufrido violencia económica en algún momento de sus vidas, lo que representa aproximadamente el 29% de la población femenina de 15 años o más.
Este fenómeno no solo afecta la autonomía económica de las mujeres, también perpetúa ciclos de dependencia y vulnerabilidad.
