En el siglo XIX, en un México dominado por normas patriarcales, una valiente mujer desafió las convenciones y se convirtió en pionera en el campo de la abogacía. María Asunción Sandoval de Zarco, la primera mujer en inscribirse en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, dejó una huella imborrable en la historia de México y se convirtió en una precursora del movimiento feminista.
Nacida en el siglo XIX, poco se sabe sobre la vida personal de Sandoval de Zarco. Sin embargo, su legado profesional es incuestionable. Formó parte de la primera generación de mujeres en estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria entre 1887 y 1891, y luego continuó sus estudios en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de 1892 a 1898. A los 22 años de edad, el 9 de julio de 1898, sustentó su examen profesional, siendo aprobada por unanimidad. Su tesis, titulada “Derechos del hombre como base de la unidad de legislación en el derecho civil”, abordó temas de derecho constitucional y reconocimiento de garantías individuales.
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La obtención del título de abogado por parte de Sandoval de Zarco no fue un logro fácil. A pesar de que la Ley Barreda de 1867 había eliminado los obstáculos legales para que las mujeres pudieran estudiar derecho, aún existían barreras sociales y culturales arraigadas. El hecho de que Sandoval de Zarco se haya graduado y ejercido la abogacía en un contexto tan hostil es un testimonio de su perseverancia y valentía.
Aunque se desconoce gran parte de su vida privada, se sabe que contrajo matrimonio con un hombre de apellido Zarco y que ejerció la abogacía mientras estaba casada. Durante el porfiriato, período caracterizado por el debate sobre el papel de las mujeres en la sociedad y si debían o no tener acceso a la educación y a las profesiones, María Asunción Sandoval de Zarco se convirtió en un símbolo de empoderamiento femenino.
A través de una semblanza escrita por Dolores Correa Zapata, se intenta tranquilizar a aquellos que temían que la educación y la profesión pudieran restarle belleza o capacidad a la mujer en el ámbito doméstico. Correa Zapata describe a Sandoval de Zarco como una mujer capaz de defender a los inocentes y a los débiles en el tribunal, pero también de inclinarse ante el brasero para preparar una deliciosa sopa para su amado esposo y cuidar del hogar.
La historia de María Asunción Sandoval de Zarco es un recordatorio poderoso de la lucha y los logros de las mujeres en la búsqueda de la igualdad de género y el reconocimiento de sus derechos. Su valentía y determinación abrieron el camino para futuras generaciones de mujeres que lucharon por su derecho a la educación y al ejercicio de profesiones tradicionalmente reservadas para hombres.
Hoy en día, su legado sigue vivo como un símbolo de inspiración y como un recordatorio de que el género no debe ser un obstáculo para alcanzar nuestros sueños y contribuir al progreso de la sociedad.
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