Juana Ramírez de Asbaje, conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, su nombre religioso, creó obras trascendentales, sobre todo en lo referente a la poesía, convirtiéndose en una de las grandes exponentes del Siglo de Oro de la literatura en español, y siendo considerada como la décima musa mexicana.
La monja jerónima, quien el 1689 logró que se publicará uno de los compendios más importantes de su obra, La Inundación Castálida, no solo se dedicó a escribir sonetos, romances y otros géneros líricos, sino que también ahondo en la comedia e incluso en la escritura de recetas de cocina.
Según Gourmet de México, Sor Juana Inés de la Cruz también era una apasionada de la cocina, por lo que, esto sumado con su pasión por las letras, derivó en la creación de un recetario en el que se exponen las fusiones de ingredientes de dos culturas en la época novohispana.
Sor Juana Inés de la Cruz escribió el recetario del Convento de San Jerónimo, allí plasma la importancia del #ChileMexicano. #NuestraRiqueza pic.twitter.com/2nEHwgGB7r
— Estrategia Nacional de Lectura (@LecturaMx) July 21, 2020
El Libro de cocina del convento de San Jerónimo, sitio al que Sor Juana ingresó como novicia en 1668, consta de recetas de la época, sobre las cuales se le atribuyen a la décima musa, la selección y transcripción de estas.
Según el libro Sor Juana Inés de la Cruz en la cocina de Mónica Lavín, el recetario cuenta con 36 recetas, en las que se refleja la gastronomía barroca del siglo XVII, con recetas como:
El manchamanteles, que consta de chiles, carne de gallina, plátano, manzana y camote.
Los buñuelos de requesón, hechos de harina. Requesón, huevo y mantequilla.
El dulce de jericaya, que entre sus ingredientes tiene leche endulzada, huevos y canela.
El clemole de Oaxaca, un guisado con carne y chile
El ante de mamey
Un preparado que se comía como entrada y que consiste, según Animal Gourment, en un fruto haitiano, no en el mamey que conocemos ahora, mezclado con almendras y azúcar.
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