El té morado ha sido creado a consciencia, pues sus creadores en el Instituto de Investigaciones del Té de Kenia (TRFK, por sus siglas en inglés) que dedicó más de 25 años al estudio de estas singulares camellias salvajes, creando clones y perfeccionando su genética a través de la cruza con plantas de Camellia Irrawadiensis, una especie hermana rica en antocianinas, pigmentos que otorgan el color rojo, morado o azul a las hojas, flores y frutos.
Kenia es un país ecuatorial sin climas extremos tiene un sol radiante la mayor parte del año, el TRFK (Tea Research Foundation of Kenya por sus siglas en inglés), decidió desarrollar un varietal de té que resistiera estas características, como que goza de sol todo el año, por lo que tomaron la variedad Assamica y la adaptaron a la tierra y al clima Keniano.
Fue desarrollado durante la última década de los 90’s y principios de los 2000’s por parte de la Fundación de Investigación del Té de Kenia. Aunque Kenia es el tercer país que cultiva más té en el mundo, antes de 2008 no tenían un varietal propio, por tanto el gobierno Keniano se puso la tarea de lograr este objetivo.
Tras apoyar la Fundación de Investigación del Té e invitar a algunas otras ONG’S, y empresas tanto públicas como privadas, en 2008, lograron cultivar el primer varietal orgullosamente Keniano: “Té Morado“ o “TRFK 306”.
¿Cómo sabe el té morado?
Se trata de un té de cuerpo ligero, muy similar al té verde, pero libre de sus típicos tonos vegetales y herbáceos. Su infusión desarrolla un típico color cobrizo pálido, con intensos aromas florales y un gusto elegante y balanceado.
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Además de abundantes antocianinas y compuestos antioxidantes, esta tipología se caracteriza por su reducido contenido de cafeína, lo que la hace una excelente opción para quienes buscan acceder a todos los beneficios de la infusión sin efectos estimulantes.