La verdadera historia de un falso guacamole

Este aderezo ha tomado fama por su bajo contenido en grasas y por su fácil preparación

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Pexels/Kasumi

En cuestión de guacamole no hay punto final. Su lugar en la gastronomía mexicana es indudable, su fama ya es mundial y para nadie es un secreto que el aguacate es el ingrediente estrella. O al menos eso creíamos. Por eso te pedimos mente abierta ante lo que parece un sacrilegio culinario: el falso guacamole.

En cuestión de gustos, se rompen… todos los esquemas. Para los paladares más avezados, para nada es lo mismo un guacamole que una salsa de aguacate. Sobre todo si ésta no incluye en sus ingredientes el aguacate.

 

 

Pues sí, como se escucha: la salsa de aguacate o “falso guacamole” se prepara más como una salsa que a veces ni siquiera lleva aguacate. ¿Entonces por qué llamarlo “falso guacamole” y no “salsa de lo que sea”?

“Después de probar en casa una salsa con y sin aguacate, me di cuenta que son inquietantemente similares”, afirma Javier Cabral, editor de la página L.A. Tacos, dedicada a la escena cultural y culinaria de Los Ángeles, en California.

Las razones de la falsedad

De acuerdo con dueños de taquerías en México, el auge de este “falso guacamole” se debe a las marcadas fluctuaciones en los precios del aguacate. Por eso, aseguran, se han visto en la necesidad de sustituir el aguacate por otra gama de ingredientes más baratos.

Antes que sentirse defraudados, algunos comensales o visitantes de estos lugares han aprobado esta preparación o salsa debido a la baja cantidad de grasas que supone prepararla sin aguacate. Otros tantos están de acuerdo en que sepa muy similar al guacamole.

 

Cómo preparar un verdadero-falso guacamole

Una de las más comunes recetas para un “falso guacamole” es prepararlo como una salsa con base de aceite vegetal, calabaza verde cocida, tomates verdes, cilantro, chiles jalapeños, ajo y un poco de sal.

Obviamente, el color que asemeja al aguacate se lo da la calabaza, y el aceite le da la consistencia necesaria para parecerse al guacamole; si éste se prepara mediante el machacado de aguacates hasta crear una pasta cremosa que adquiere una consistencia especial, el “falso guacamole” —como de todas formas se le sigue conociendo— no se machaca, sino que se muele todo en licuadora.

Con información de BBC Mundo