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Cinco hábitos que están dañando tu piel y no lo sabías

La piel funciona como una barrera entre el ambiente exterior e interior, por lo que merece el mejor cuidado para cumplir sus funciones de manera óptima.

Cuidado de la piel
Foto: Pexels

Como es bien sabido, la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, así como nuestra cubierta exterior; es una barrera entre el medio interno y externo, por lo que cumple con funciones como: protección, regulación térmica, percepción de sensaciones, entre otras.

Pese a su importancia, es común que la piel sea un órgano al que no se le brinda la atención necesaria, se dejan sus cuidados de lado e incluso se puede tratar de manera errónea, lo que puede afectarla de manera grave.

Es cierto que lucir una piel radiante es algo que generalmente se busca, sin embargo, además de esto, también es de gran relevancia tener una piel sana, que pueda proteger de manera óptima a nuestro cuerpo.

En la cotidianidad, es probable que no notemos ciertos hábitos que realizamos a nuestra piel y que la están dañando sin que nos demos cuenta. Por ello, para concientizar sobre el tema, enlistamos algunas acciones que debes eliminar de inmediato para mantener este órgano en las mejores condiciones.

  1. No usar bloqueador solar todos los días

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la luz solar es vital para la salud, sin embargo, tiene sus riesgos, pues la radiación ultravioleta (UV) solar puede derivar en enfermedades como: quemaduras solares y otras alteraciones cutáneas, cánceres de piel y melanoma cutáneo maligno.

Ante esto, el organismo internacional recomienda: reducir la exposición al sol entre las 10:00 y las 14:00 horas, buscar refugio en la sombra cuando los rayos del sol son más intensos, utilizar ropa protectora como sombreros y, por supuesto, usar filtros solares de amplio espectro con un factor de protección de 15 o más, y reaplicar este producto cada dos horas o después de trabajar, nadar, jugar o hacer ejercicio al aire libre, con lo que se reducen los efectos nocivos cutáneos de la radiación.

  1. Olvidarte de la hidratación

La hidratación, explica Mayo Clinic, es relevante para la salud de todo el cuerpo, y el caso de la piel no es la excepción, pues si la epidermis, que es la capa exterior de esta no tiene suficiente agua perderá elasticidad y tendrá una textura áspera.

Para evitarlo, se recomienda: usar un limpiador suave en la piel, optar por productos que no contengan alcohol, fragancias, retinoides o ácido alfa hidróxido, humectar tu piel inmediatamente después de bañarte y utilizar hidratante.

  1. Ser agresivo con el uso del jabón

La doctora Lidia Maroñas, de Clínica Dermatológica Internacional, citada por Vogue, destaca que frotar fuertemente o de manera insistente la piel con agua y jabón puede disminuir la barrera de grasa externa que protege a la piel.

Además, señala que en quienes tienen resequedad cutánea o dermatitis atópica, lo que se recomienda es utilizar jabones suaves y usarlos diariamente solo en zonas como las axilas, ingles y la zona íntima.

  1. Exfoliarse con demasiada frecuencia

Pedro Catalá, cosmetólogo fundador de Twelve Beauty, señaló para Elle que abusar de a exfoliación puede ser perjudicial para tu piel, pues este método irrita, deja la piel desprotegida y puede generar problemas como acné, exceso de sebo y dermatitis.

“La piel se exfolia de manera natural cada 28 días, cuando las células más maduras se van desprendiendo. No sería necesario, en la mayoría de los casos acelerar este proceso”, explicó el especialista.

  1. Duchas demasiado largas

Según datos de Muy Saludable, la “sobrehigiene” puede ser perjudicial para la piel, ya que el uso de jabones, el agua caliente prolongada en la piel y la aplicación de limpiador con esponjas agresivas puede destruir la barrera natural de la piel, con lo que desaparece la protección y pueden ocurrir problemas como sequedad cutánea, irritación, descamaciones y dermatitis atópica.

Destaca que, acorde con los especialistas la higiene se debe adaptar de acuerdo con el ritmo de vida, por ejemplo, si se realiza actividad física de manera frecuente. Asimismo, se recomienda que las duchas se realicen con agua a una temperatura confortable, ni demasiado fría, ni demasiado caliente.

La OMS apunta que “la ducha debe limitarse a cinco minutos para un uso sostenible de agua y energía que no supere los 95 litros de agua de consumo medio diario”, mientras que la dermatóloga Olivia López, citada por El País, coincide en que los baños no deben llegar a los 10 minutos pues eso deshidrata la piel, ya que se produce una pérdida de agua transepidérmica.

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