Procrastinar es uno de los actos más comunes cuando te enfrentas a diversas situaciones que te dan miedo o pereza enfrentar, es el jugar con el tiempo con el fin de no completar ciertas tareas

En ocasiones dejamos las cosas para el último momento, este es un juego de la mente que no nos permite terminar con algunas responsabilidades, ya sea porque las subestimamos o porque aplazamos el tiempo para realizar algo que nos incomoda.

Al procrastinar nos enfocamos en actividades que nos parecen más atractivas y relajantes, con el propósito de evitar aquellas que se nos dificultan más, o que pensamos que las haremos en poco tiempo.

Sin embargo, hay expertos que hablan de la procrastinación como un estado en el que podemos ampliar ciertas expectativas porque estamos dando paso a que la mente fluya hacia otros horizontes, pero abusar de ella puede ser un factor amenazante en cualquier área de la vida, y específicamente, si haces uso constante de ella en tu proceso emprendedor.

De acuerdo con el empresario y programador Paul Graham, existen tres variantes que nos llevan por el camino de la procrastinación, mismas que dependen de lo que realizas mientras deberías usar tu tiempo en otras actividades:

1. Puedes estar trabajando en nada que deje algo mejor, simplemente por distracción u omisión de importancia.

2. Trabajar en algo menos importante, pero trabajar al final de cuentas.

3. Realizar una actividad más importante. Esta señal podría tener un punto positivo, pues habrá quienes le estén dedicando más tiempo a una tarea que les dará más frutos, dejando de lado la otra actividad, sin embargo no deja de ser procrastinación y se debe buscar la manera de medir tiempos para realizar ambas.

Es entonces, que al hablar de este acto se trata de referirnos a una inconsistencia temporal, cuyo rasgo característico es la preferencia inconsciente por sentir una gratificación más inmediata, sobre una potencial recompensa en un futuro. Pues a pesar de que caigas en cuenta de que estás procrastinando porque necesitas terminar algo, es común que te resulte más satisfactorio el completar algo en el ahora y no a largo plazo, trabajando en la constancia, por ejemplo.

Como líder de equipo, puedes lograrlo al brindar reconocimiento y comentarios en tu trabajo diario, así también, identificar tus prioridades dentro del proyecto emprendedor, esto con la finalidad de establecer tiempos para conseguir tus objetivos a corto y largo plazo.

Así que hoy te diremos cómo dejar de procrastinar para que termines las actividades en tu empresa a tiempo.

6 pasos para dejar de procrastinar

1. Relaciona el trabajo con los objetivos

La mejor forma de dejar de procrastinar es teniendo claro cómo contribuyes con tu trabajo a los objetivos del equipo o de la empresa. Cuando tienes este nivel de claridad, el trabajo cobra sentido. En vez de trabajar por trabajar, contribuyes a un panorama más amplio.

Así que lo ideal es que la visión de tu empresa sea algo que te apasione, y si esto no se logra, debes entender cómo se relaciona tu trabajo con algo más amplio para que todo tenga más sentido y un valor más claro.

2. Aclara las prioridades

Haz un listado de las tareas y actividades prioritarias, y si tienes un plazo establecido para realizarlas, no pases a la segunda actividad hasta terminar la primera.

Si sabes cuáles son los trabajos más importantes, entonces estás más preparado para gestionar las prioridades. Después, cuando los plazos y los cronogramas cambien, tendrás la claridad suficiente como para entregar trabajos que realmente produzcan resultados significativos.

3. Considera objetivos para combatir el perfeccionismo

Muchas veces, los procrastinadores crónicos, en realidad, son perfeccionistas. Si este es tu caso, la presión de que los trabajos sean perfectos puede resultar abrumadora y llevar a la procrastinación. Pero este estado, como muchos otros tipos de procrastinación en el trabajo, se puede resolver mediante la claridad de objetivos.

En vez de pretender perfección, concéntrate en finalizar las tareas que tienes a mano para apoyar los objetivos de la empresa de la mejor manera posible.

4. Divide las grandes en tareas más pequeñas

Cuando un proyecto o meta es bastante grande y laboriosa, surge la tentación de posponerla. Así que en vez de sentirte abrumado por la enormidad de la tarea o proyecto, divide el trabajo en porciones más pequeñas. Usa una herramienta para gestionar tu actividad y así darle seguimiento y organización.

5. Toma en cuenta todo lo que hay que hacer

Aunque no trabajes con iniciativas complejas será muy útil tener una lista de todos los trabajos pendientes. Cuando no se tiene una manera clara de ver qué trabajo queda por hacer, es fácil sentirse desesperado y perder el control de los trabajos.

Capturar todas las tareas pendientes es una táctica del método “Getting Things Done (GTD). Luego de tener claridad sobre el trabajo pendiente, resulta más fácil organizarlo, establecer las prioridades y ponerse a trabajar.

6. Proponer fechas de entrega

Si no sabes bien cuándo hay que entregar los trabajos o recibir resultados de ellos, será complicado resistir a la tentación de postergarlos. Así que al asignar fechas de entregas sabrás específicamente cómo dosificar las actividades, los horarios y organización para cumplir con las metas establecidas.

Esto también a identificar el trabajo que no es prioritario. Si te encuentras con alguna tarea de este estilo, difiere el trabajo hasta que tengas más tiempo disponible o delégalo a alguien más.

No lo hagas una sola vez o con un único proyecto, esto debe ser un hábito con cualquier actividad de tu vida diaria. Organiza rápido el trabajo al final del día y define las fechas de entrega de las tareas nuevas. De este modo, cuando te pongas a trabajar al día siguiente, estarás mejor preparado para finalizar cada actividad propuesta.

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